El encuentro, celebrado en Zaragoza, pidió que el P. Juan Lozano continuara con su labor como sacerdote claretiano asesor
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En camino hacia el "Sínodo de los jóvenes"
¡Buenas! Me presento: soy Mario Rodríguez Piñera, pertenezco a la Comunidad de Seglares Claretianos en la Parroquia del Corazón de María de Gijón donde llevo 9 años trabajando en actividades de Pastoral con adolescentes y jóvenes.
Antes de comenzar a contaros, me gustaría que leyerais unas palabras:
Queridos jóvenes, (...) he querido que ustedes ocupen el centro de la atención porque los llevo en el corazón. (...) Un mundo mejor se construye también gracias a ustedes, que siempre desean cambiar y ser generosos. No tengan miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces.
(...) La Iglesia desea ponerse a la escucha de la voz, de la sensibilidad, de la fe de cada uno de vosotros; así como también de las dudas y las críticas. Hagan sentir a todos el grito de ustedes, déjenlo resonar en las comunidades y háganlo llegar a los pastores. San Benito recomendaba a los abades consultar también a los jóvenes antes de cada decisión importante, porque «muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor».
Así, también a través del camino de este Sínodo, yo y mis hermanos Obispos queremos contribuir cada vez más a vuestro gozo.
Papa Francisco, 13/1/2017
Con esta carta el Papa nos presentó hace un año el Sínodo de los Obispos sobre "Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional", que tendrá lugar en octubre de 2018 en el Vaticano, para el que decidió contar con nosotros, cómo no. Con este motivo, el departamento de Pastoral de Juventud (Comisión Episcopal de Apostolado Seglar) celebró un encuentro en Valladolid el 27 y 28 de enero donde fuimos invitados 40 jóvenes representando a las distintas provincias eclesiásticas, movimientos, congregaciones religiosas e institutos seculares dedicados a la pastoral juvenil en España. El tema: el discernimiento de los jóvenes.
A pesar de no conocer con profundidad toda la realidad de la pastoral claretiana, acepté el encargo que se me ofreció de asistir como representante. Siempre intenté, humildemente, ser ejemplo de ese carisma evangelizador que nos caracteriza.
El tema central, como decía, fue el discernimiento: “el instrumento principal que la Iglesia desea ofrecer a los jóvenes para que descubran, a la luz de la fe, la propia vocación”. Podemos analizar el discernimiento cristiano dividiéndolo en tres fases. La primera, distinguir, discriminar, valorar los diferentes caminos que se nos presentan. Después hay que buscar, conectar y escuchar la voluntad de Dios, mediante la Palabra, en nuestra comunidad y en el silencio de la oración, Finalmente, elegir nuestro camino, nuestra vocación, nuestra misión en la vida.
Tras recibir una explicación del primer documento elaborado y escuchar las experiencias personales de algunos invitados nos organizamos en cuatro grupos que íbamos rotando por cuatro salas para intercambiar opiniones más fácilmente y aportar ideas que se incluirán en el documento que será presentado en el Sínodo.
En la primera sala, llamada "¿Qué buscan los jóvenes?", se planteó la búsqueda de modelos a seguir, la búsqueda de estabilidad y experiencias, pero también la necesidad de divertirse y pasarlo bien, que será una buena base para una pastoral profunda y seria a la par que dinámica y atractiva. Además, hablamos de la ayuda del evangelio y la comunidad como impulso ante la dificultad y exigencia diaria de ser cristiano.
En la segunda hablamos de las elecciones: "¿El joven elige? ¿Libremente?". Se confrontaba por un lado el exceso de información que nos ofrece la sociedad frente a la carencia en la formación que tantas veces tenemos, y sobre la cual la Iglesia debe actuar. Es muy importante la figura del acompañante, no tanto para dar respuestas, sino para plantear preguntas adecuadas que el joven debe responderse. Madurar es elegir y debemos quedarnos con la alegría de la elección. Mientras se haga tras una buena reflexión, se hallará la paz de haber actuado correctamente.
En la tercera sala, que llevaba el título "¿Existen comunidades cristianas en discernimiento? ¿Las anhelamos los jóvenes?", hablamos de la riqueza que aportan las comunidades, sobre todo porque tienen diferentes carismas y pueden nutrirse entre ellas o aportar distintas opciones. Por eso no deben encerrarse, sino estar siempre ‘en salida’. Es cierto que la comunidad no decide por el joven, pero si le sirve como guía, como ayuda.
En la cuarta, "La comunidad, promotora de la vida cristiana como vocación", pudimos extraer ideas similares a la anterior. La necesidad de ser comunidad ‘en salida’, contraponiéndonos al individualismo de la sociedad y fomentando un comunitarismo que nos haga crecer juntos como hermanos.
Acabamos con las conclusiones y las bromas al saber que dos de nosotros acudirán a Roma al ‘pre-sínodo’ que se celebrará en marzo con el Papa Francisco. No faltaron los momentos de risas, oración, algo de turisteo y una celebración final presidida por el cardenal arzobispo de Valladolid, D. Ricardo Blázquez.
Como resumen podría sacar dos grandes conclusiones. Primero, que a los jóvenes en temas de Pastoral, se nos escucha y se nos pide opinión, Y así debe ser, pues en muchas ocasiones somos la llave que abre la puerta de Jesús a otros jóvenes. Y segundo, que a pesar de los diferentes lugares, métodos y realidades nuestro objetivo como Iglesia es el mismo: transmitir a otros la alegría del Evangelio para que florezca en ellos e ilumine sus caminos, igual que ilumina el nuestro.
Mario Rodríguez Piñera