La peregrinación de la confianza pasó por Ntra. Sra. del Espino

JORGE DOMÍNGUEZ, CMF |

Quince mil jóvenes de todo el mundo han participado en Madrid de los últimos días del año, y lo hicieron de una forma especial. No solo con oraciones conjuntas en el IFEMA, sino viviendo junto con otras familias y voluntarios de las diferentes parroquias donde han podido descubrir las realidades de nuestros barrios. La presencia de todos hace que esta gran familia que engloba el encuentro reciba a Dios en unos días muy especiales. Como bien se sabe, en España la tradición de las Navidades predecía que miles de jóvenes no podrían ser acogidos en familias, pero a medida que se aproximaba la fecha de llegada de los peregrinos, miles de madrileños sintieron la llamada a abrir sus casas para ellos, encontrando de esta forma un hermoso regalo de Dios.

Así, tras cuatro días de viaje, muchos de estos jóvenes llegaron a la capital de diversos puntos de Europa. Algunos de ellos llegaron de madrugada, pero eso no arredró a otros tantos voluntarios de las parroquias que ya les estaban esperando con una sonrisa.

Los peregrinos aprovecharon las oraciones matinales para entrar en una jornada envueltos de la presencia de Cristo. Durante el resto de los días, los jóvenes vivieron y descubrieron a Dios a través de talleres y oraciones comunes. La noche que despidió el 2018 fue compartida también con ellos. Las familias y los peregrinos quisieron saludar juntos este nuevo año, disfrutando así de una fiesta única. La guinda del pastel la puso la misa del día uno de enero en la que todos nos despedimos deseando vernos en el próximo encuentro, en Wroclaw, Polonia, o quién sabe, en Taizé. Lo vivido en apenas cinco días deja una honda vivencia en el pueblo de Dios que peregrina en esta tierra de Madrid. La visita recibida nos ha convocado en un mismo Espíritu y todos nos hemos sentido como en casa.

Una de las peregrinas, Karolina, ha querido enviarnos este mensaje desde su tierra, Wroclaw, en Polonia. En sus líneas de agradecimiento condensa la experiencia de estos días:

El Encuentro Europeo en Madrid fue una experiencia extraordinaria para mí, como cualquier evento organizado por la comunidad de Taizé. Me dio la oportunidad de meditar y orar profundamente, conocer a muchas personas inspiradoras, conocer la cultura y la apertura de España, pero, ante todo, conocer a Cristo. Una de las propuestas del hermano Alois para 2019 es el tema de la hospitalidad. Los españoles mostraron a todos los que vinieron a Madrid cómo celebrar esta hospitalidad, abriendo las puertas de sus hogares, iglesias y comunidades, pero lo que es más importante, sus corazones, listos para recibir a un peregrino del rincón más alejado de Europa. Nos dieron confianza y se lo dieron a él, creando un lugar para cada peregrino en esos pocos días, donde él podría sentirse como en una familia. Por lo tanto, aunque no nos volvamos a encontrar, esta experiencia se ha convertido en parte de lo que soy y lo agradeceré para siempre. Y la única forma en que puedo pagarle por lo que recibí es una invitación a mi hogar, mi corazón y mi ciudad para una reunión el próximo año.