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Convivencias cristianas y ejercicios espirituales en los colegios
Quiero dejar constancia que un año más los colegios de la Provincia de Castilla, también otros colegios de la Confederación y de la Familia Claretiana, han realizado las Convivencias y Ejercicios Espirituales.
Quiero dejar constancia que un año más los colegios de la Provincia de Castilla, también otros colegios de la Confederación y de la Familia Claretiana, han realizado las Convivencias y Ejercicios Espirituales. Gracias a todos los que han animado esta actividad: el Equipo de Pastoral Infantil, Juvenil Vocacional , los animadores claretianos y laicos, y a los tutores y agentes de pastoral de los colegios que han acompañado.
Desde hace años, unos años con más dificultades que en otros, las convivencias han ido encontrando su espacio en la programación de los colegios. Sobre todo, han marcado la vida de tantos adolescentes. Para algunos, entre ellos para algunos Misioneros Claretianos, especialmente les ayudaron a orientar su opción vocacional.
En Castilla llevamos trabajando muchos años este proyecto. Hace más de 35 años, desde siempre diría yo, las convivencias son ofrecidas a todos los alumnos desde 1º ESO a 2º Bach., por clase, asistiendo prácticamente el 100% de cada curso. Cada curso, en contexto de continuidad y buscando lo más adecuado “para cada edad” o “etapa formativa”, han desarrollado las líneas básicas de la evangelización y crecimiento en la fe que nos marca el Proyecto de Convivencias y Ejercicios Espirituales.
Aunque en los colegios puede haber personas y circunstancias, que más o menos conscientemente, pueden enmascarar la identidad cristiana y claretiana de nuestros centros, el colegio como “ámbito de educación en humanidad, desde los valores cristianos” (Proyecto Convivencias y Ejercicios E.), desarrolla las capacidades de los alumnos dentro y fuera de las coordenadas espacio-tiempo, escolar y extraescolar... , y por eso, plantea acciones (las convivencias) que ayudan a “abrirse a la realidad de Dios y favorecer el crecimiento progresivo en la fe”. No podemos considerar las convivencias como un acto aislado en medio de las actividades colegiales. Forman parte de un estilo propio de colegio claretiano. Ayudan a crear ámbitos donde se “respiren” los valores propios del cristianismo. Las convivencias y EE.EE. es un lugar privilegiado para la “personalización” de la fe. Ayudan a vivir, interiorizar, personal y con otros compañeros, las raíces cristianas al estilo claretiano.
Las convivencias tienen en cuenta cuatro dimensiones a descubrir de la persona: la persona misma (cualidades y capacidades), la persona en relación, la acogida del Dios cristiano y la pertenencia a la Iglesia. Estas dimensiones que se abordan en las convivencias, con variadas dinámicas, según los diferentes cursos, van interrelacionadas por la Palabra de Dios (texto bíblico), la oración y celebración y el acompañamiento espiritual (esto especialmente en los cursos superiores).
Cada año queda un reto pendiente después de terminar las convivencias: el posterior acompañamiento y seguimiento de algunos muchachos. Es una manera privilegiada de que puedan plantearse la vocación algunos ellos. Aún tenemos tiempo ¿lo intentamos conseguir?.
Julián Ojeda García cmf
Coordinador PIJV. Castilla.