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Celebración del inicio de la nueva Provincia de Santiago
Hemos ido a orar ante el sepulcro, como hizo un día Claret, a buscar lo que buscan todos los peregrinos al llegar a Santiago, aumentar la fe y recibir nuevo impulso del Espíritu para seguir nuestro camino, en nuestro caso, un impulso misionero y apostólico renovado.
Los claretianos de las antiguas Provincias de Aragón, Castilla y León hemos iniciado una nueva etapa como misioneros claretianos y, de manera simbólica, la hemos querido iniciar junto al sepulcro del Apóstol del cuál hemos querido recibir el nombre como Organismo. Hemos ido a orar ante el sepulcro, como hizo un día Claret, a buscar lo que buscan todos los peregrinos al llegar a Santiago, aumentar la fe y recibir nuevo impulso del Espíritu para seguir nuestro camino, en nuestro caso, un impulso misionero y apostólico renovado.
Fue el pasado 1 de febrero. Una jornada para la celebración, para la acción de gracias y para mirar al futuro ante el nuevo proyecto de vida y misión que se abre. En Santiago de Compostela se dieron cita la gran mayoría de los superiores locales de la Provincia de Santiago y el Gobierno Provincial de la nueva Provincia, junto con los anteriores miembros de la Junta de la Confederación. También estuvieron presentes los Provinciales Claretianos de Bética y Cataluña y la Superiora General y otra Hna. de la Institución Claretiana, que quisieron acompañarnos con espíritu fraterno en este nuevo caminar.
La jornada se inició con una conferencia a cargo de D. Segundo Pérez, Director del Instituto Teológico de Santiago de Compostela, quien habló de Santiago peregrino y la necesidad de que todos, comprometidos con el nuevo proyecto de vida y misión de la Provincia de Santiago, vayamos haciendo el camino, ligeros de equipaje, animados por la esperanza, por la convicción de abrir nuevos caminos de unidad, de comunión y de misión. Siguió la Eucaristía en la catedral de Santiago; presidió Mons. José Cerviño, Obispo Emérito de Tuy-Vigo, debido a la enfermedad de D. Julián Barrio, Titular de la Diócesis compostelana, quien tuvo la amabilidad de enviarnos un largo y emotivo mensaje: “En este tiempo de gracia, es momento de mirar lo que acontece con los ojos de la fe y recordar lo que habéis recibido para seguir comunicándolo… Siguiendo el carisma de vuestro Fundador, San Antonio María Claret, tenéis que seguir fascinados por la misión con una actitud profética de la que nacen siempre las incomprensiones y las persecuciones. (…)”.
Tras la comida fraterna y un breve descanso, siguió la prevista visita cultural a Santiago de Compostela. Nos acompañó el P. Arturo Muiño, quien, a pesar de la grave enfermedad de su madre (falleció en la mañana del 3 de febrero), hizo gala de su cultura, de sus conocimientos históricos y de su buen humor. ¡Gracias, Arturo, por el cariño con que nos acompañaste por la ciudad de Santiago de Compostela, tan querida par ti!
Una jornada agraciada y agradecida. Y un gran deseo, hecho esperanza: “¡Que el hijo del trueno, el Apóstol que supo estar tan cerca del Señor y que recorrió, según la tradición, estas tierras, nos acompañe en nuestro camino y nos dé ánimo para llevar a cabo nuestra misión en la nueva Provincia, a la que hemos querido llamar, como él, de Santiago”.