EL CLARET DE SEGOVIA, DE “EXCURSIÓN FINAL” DE CURSO.

Como si fuéramos nuestros alumnos de ESO, pero distinto. ¿Por qué no puede terminar un duro curso de trabajo en una excursión final, donde recoger velas antes de las vacaciones? Eso precisamente es lo que hemos hecho en el Colegio Claret de Segovia, durante los tres días finales de Junio, viajando a Galicia, capital Baltar (Coruña), pasando por Astorga, con peregrinación a Santiago, con alternativos baños en el mar y las termas orensanas y lo más importante, con el objetivo del encuentro entrañable entre profesores de distintas etapas, claretianos, administrativos… Esto no quiere ser una crónica del viaje, sino una síntesis de las emociones vividas.

¡Es posible! Ha sido posible encontrarse en el sosiego, en el viaje, en la diversión, con una mesa de percebes por medio, o con un jamón hecho lonchas bajo la lona del chiringuito, con una guitarra y nuestras canciones de siempre y de ahora. Ha sido posible respirar el mismo incienso del botafumeiro, bañarse en las mismas olas, sonreír y bailar al son de iguales melodías. Y al mismo tiempo el grupo, en su diversidad, ofrece siempre una riqueza impresionante, como para no dejar de cantar, de reír…, como para no parar de contar, como para no parar de divertirse… Como para entender definitivamente que nuestro trabajo cunde más allá o más acá, en nosotros mismos, y que la gente, las personas, son los que cuentan, los que construyen, los que posibilitan todo, por quienes todo merece la pena. Y ese es el principio de un colegio, de una empresa, de cualquier misión. ¡Ha sido un verdadero lujo! Pero no sólo por la organización de la excursión en sí, por los lugares visitados o las exquisiteces gastronómicas, sino por la satisfacción real de haber vivido estos días juntos y fuera del colegio, aunque lo llevemos con nosotros.
¿Los factores del éxito de la excursión? La opción y disposición de una dirección, que nos ha hecho trabajar antes en los papeles y reflexiones de la memoria del curso, el tiempo justo, necesario y eficazmente –aunque algunas personas tengan que seguir trabajando durante parte del verano para rematar todas las tareas-; el cuidado y responsabilidad de quienes han preparado el viaje en todas sus etapas y ámbitos (culturales, gastronómicos, económicos, infraestructurales…): Mil gracias a la organización, que podría gestionar perfectamente la ficticia –pero nunca más real-agencia “Claretours”; la colaboración de 30 compañeros de distintas etapas que, inspirados en experiencias ya lejanas en el tiempo, y aun no siendo todo el claustro del colegio –la próxima vez será mejor- se han animado a participar en el viaje, dejando a sus familias en casa, eligiendo para los primeros días de descanso la compañía de los colegas, que no es poco, confiando que merece la pena salir juntos más allá de los muros del colegio para encontrarse, y no sólo para trabajar; comprobando que nos unen las tareas, y que el roce, y más cosas, hacen un cariño muy especial, del que sólo puede brotar la alegría y la canción. Y, por supuesto, la hospitalidad de lugares claretianos como Baltar, casa, pazo, pero todo atención, todo servicio (gracias, Juan Carlos, Manoli…), y paisaje verde con olas cerca.

¡Que el apóstol Santiago, en su abrazo entrañable, nos acompañe en el descanso veraniego y en las tareas futuras! Gracias.

Juancho del Barrio. Colegio Claret (Segovia)