Valencia: una presencia claretiana viva y con solera

Valencia, la tercera ciudad más poblada de España (con más de 800.000 habitantes), ocupa estos días grandes titulares en la prensa y en los medios de comunicación social. Su presencia se debe a la apertura de una nueva línea ferroviaria de alta velocidad que la une con Madrid, Cuenca y Albacete, pero podría estar vinculada a la celebración de los 75 años de presencia claretiana en la ciudad.

75 años de presencia claretiana

En junio de 1935 los Misioneros Claretianos se hacían presentes en la ciudad, asumiendo el cuidado de una ermita, medio en ruina y sin culto, que recordaba el lugar donde siglos antes fue arrojado el cuerpo del mártir San Vicente. La comunidad llegaba sin saber que pocos meses después, en julio de 1936, cuatro de sus miembros se sumarían también a la legión de los mártires cristianos. Bien difícil era entonces intuir que la presencia claretiana en la ciudad estaba llamada a diversificarse, hasta ser a comienzos del siglo XXI una de las más relevantes de la Congregación en España.

Diversos actos conmemoraron el pasado mes de octubre ese 75 aniversario: la Familia Claretiana de la ciudad y un buen número de seglares, feligreses sobre todo de la Parroquia de San Vicente Mártir, dieron gracias a Dios en una celebración eucarística presidida por D. Carlos Osoro Sierra, Arzobispo de la Diócesis. Al acto se sumaron para resaltar la relevancia de lo celebrado los PP. Miguel Ángel Velasco, Prefecto General de Apostolado y director hasta pocas semanas antes de los colegios valencianos, y Manuel A. Tamargo Rodríguez, Superior de la Provincia Claretiana de Santiago.

Una presencia bien variada

Hoy, las comunidades claretianas sitas en Valencia son tres, y en ellas están implicados quince Misioneros. La ermita inicialmente asumida dio lugar con el tiempo a la actual comunidad de Valencia-Ermita, encargada de la atención de la Parroquia de San Vicente (de la Roqueta), y en la que tiene su sede el Centro de Interiorización y Oración (CIO), que lleva más de treinta años prestando sus cualificados servicios a cientos de personas. Las fuertes riadas de 1957, todavía recordadas en la ciudad, supusieron la edificación del barrio de Nuestra Señora de la Fuensanta, en el que uno de los colegios (hoy Colegio Claret) y la parroquia fueron encomendadas a los Claretianos. Allí continúan más de cincuenta años después, en ambas posiciones (parroquial y colegial) tras servir a muchas generaciones de vecinos. En el centro estudian hoy cerca de trescientos alumnos y ejercen su vocación a la enseñanza tres decenas de educadores. En otro barrio de la ciudad tiene su sede otro colegio, el Claret de Benimaclet, heredero de la Academia del Corazón de María creada en 1963, cuyas instalaciones -cuidadosamente renovadas el pasado verano- acogen a cerca de cuatrocientos alumnos y otro buen grupo de educadores. Ambos centros se distinguen en este momento por la ilusión con que la comunidad educativa sirve a los alumnos y a sus familias y por su empeño en dar testimonio del Evangelio a la altura de los tiempos.

2010 ha sido un año de celebraciones: que 2011 y los siguientes lo sean de felicidad y de servicio evangélico fecundo.