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Fallece el Hermano Conrado Herrero Rubio
H. CONRADO HERRERO RUBIO, CMF
* Nació en Carbonero el Mayor (Segovia) el 19 de febrero de 1929.
* Primera profesión en Salvatierra (Álava) el 23 de octubre de 1948.
* Profesión perpetua en Salvatierra (Álava) el 23 de octubre de 1954.
* Ha fallecido en León el 13 de junio de 2013.
Al final de la mañana del día 13 de junio, memoria de San Antonio de Padua, tras unas horas de serio agravamiento, ha fallecido en León -donde había pasado recientemente varios días hospitalizado-, el H. Conrado Herrero Rubio, de la comunidad de Gijón-Parroquia, que llevaba unos meses en la Comunidad Asistencial de León.
Natural de la localidad segoviana de Carbonero el Mayor, Conrado llama a las puertas de la Congregación en 1946. Su hermano Urbano, miembro de la Delegación de Canadá, nacido en 1924, también Misionero Hermano, había emitido ya su primera profesión en 1941. Conrado, huérfano ya de padre, pasa un tiempo en Segovia e inicia el postulantado en Salvatierra. Año y medio después, el 22 de octubre de 1947, comienza la experiencia de noviciado en la misma localidad alavesa, donde emite sus primeros votos el 23 de octubre de 1948.
Durante casi treinta años, primero en la provincia de Castilla (1948-1950) y después en las de Cantabria (1950-1968) y Euskal Herria (1968-1976), forma parte de diversas comunidades del norte de España, varias de ellas casas de formación. Las dos primeras décadas se encarga de la cocina, en bastantes periodos como último responsable. En algunas ocasiones tiene a su cargo también la granja y el ajuar. De 1948 a 1951 está en el Colegio Menor de Santo Domingo de la Calzada; del 51 al 53 en Oviedo; el curso 53-54 lo pasa en el Teologado de Santo Domingo y el 54-55 en Beire. Allí volverá para estar otro año (1958-1959), tras un trienio en Palencia.
En 1959, recién cumplidos treinta años, es destinado a Tolosa (Guipúzcoa), comunidad de la que siempre guardará muy buen recuerdo, donde estará nueve años al frente de la cocina y el ajuar. En 1968, recién creada la Provincia de Euskal Herria, se hace cargo en Bilbao de la portería y el teléfono. Del 71 al 74 retoma su oficio de cocinero en Valmaseda (Vizcaya), donde comienza a encargarse de atender a algunos enfermos. Con las mismas tareas pasa luego a San Sebastián. Desde allí, en 1976, año en el que sufre una angina de pecho y serios problemas de salud, pide al Superior General pasar a la Provincia de León, a la que queda incardinado en noviembre del 76.
Parece como si la Providencia hubiera querido compensar los frecuentes destinos que Conrado había tenido en sus primeros veinte años de vida religiosa: la Parroquia de Gijón le recibe en 1977 y perteneciendo a su comunidad va a fallecer en 2013. De esos 36 años, los últimos tres los ha pasado residiendo largas temporadas en la Comunidad Asistencial de León. Su salud, que comenzó a resentirse con más intensidad a comienzos de siglo, se ha ido deteriorando en estos últimos años. Los claretianos destinados en Gijón y los feligreses han sabido durante estas tres largas décadas de sus servicios. Viviendo su vocación consagrada laical, Conrado complementó muchas veces muy bien -al teléfono, a la puerta de la iglesia y en las calles- la labor de los sacerdotes, y continuó mientras la salud se lo permitió al frente de la cocina de la comunidad de Gijón-Parroquia.
A pesar de que tanto las comunidades claretianas de Gijón y León como los trabajadores de la Comunidad Asistencial se han volcado en atenderle con cariño, los últimos años (sobre todo los meses de hospital) han sido duros para Conrado. Confiamos en que ahora habrá llegado, feliz, al encuentro del Corazón de María, a la que tan intensamente amó. Que Ella presente al Padre su buen corazón y sus servicios misioneros. Conrado, Hermano, hermano, descansa en paz.