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CAMPO DE TRABAJO: vivir sirviendo
Durante este verano, un grupo claretiano vivimos un “campo de trabajo” en la Comunidad de Basida en Aranjuez. Unos días conviviendo con una comunidad cristiana que comenzó a servir a los más necesitados hace casi 25 años; con unos residentes de diversas procedencias; y con otros voluntarios. Entre todos, formamos una gran familia que, son sus luces y sombras, pretende ser un “signo de amor” en medio de nuestro mundo, desde el Dios del amor que quiere alentar toda vida.
Doce días de agosto en los que hubo tiempo para formarse, orar, trabajar, celebrar, convivir… dejándose interpelar por lo que allí se vive día a día.
Valga como testimonio de lo vivido lo que uno de los participantes escribió al final del campo de trabajo:
“Basida fue creado por jóvenes “locos” que decidieron irse a vivir juntos para atender 24 horas/7 días a la semana a los grandes marginados de esos años: los enfermos de vih/sida. Dejaron todo de lado en un signo de amor tan grande que pocos son capaces de hacer: dejar de lado su familia, sus relaciones, su trabajo…. Toda su vida. E irse a cuidar a enfermos de sida sin prácticamente nada: sin una casa donde estar, sin saber bien como había que hacer las cosas. Solo tenían una cosa: un corazón que rebosaba amor. Y ahora tras 24 años siguen funcionando y siguen repartiendo amor y dando su vida por los demás. Eso es Basida, un lugar donde unos pocos locos han conseguido contagiar su amor al resto de los residentes, muchos de los cuales vienen de lugares muy duros: de las calles, de la droga, de la marginación; personas que tienen muy difícil el volver a amar y a confiar en la gente, ya que la vida ha sido muy dura con ellos. Sin embargo, se han llenado de ese amor. Todos allí viven cuidando unos de otros y de la casa como si fueran una gran familia (…).
En Basida se vive de verdad, eres más humano, más niño. Yo sentía amor por todas las partes a las que mirase, la frase que más se repetía era: ¿estás bien así? Se vive una constante preocupación y entrega a los demás que te golpea en la cara y te cambia.
En definitiva, Basida es un lugar lleno de amor, que cada viga y cada clavo están puestos gracias al amor que sentían los voluntarios que los pusieron. (…) Es imposible que Basida no pase por ti y te transforme. Basida es Vida”.