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Evangelizar es comunicar
“Queramos o no, todos estamos sujetos a niveles muy altos de exposición”. Es lo que proporcionan las nuevas tecnologías de la comunicación. Y no fue ese el único mensaje que se quiso lanzar en las Jornada sobre la Cultura de Comunicación para Instituciones Religiosas organizada por la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). Pero sí uno de los centrales: la concienciación.
Y, partiendo de esta idea, en una charla titulada El show del yo, comenzó hablando el primer ponente, el religioso claretiano Pedro Sarmiento a todos los participantes de este encuentro que tuvo lugar el pasado 28 de noviembre en Madrid.
De esta, pasamos a otras que fueron impartidas por religiosos y laicos. Xiskya Valladares, rpm, se centró en la evangelización del continente digital, y recordaba lo que el Papa Pablo VI dijo en su exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi: “La Iglesia se sentiría culpable ante Dios” si no empleara estos medios para proclamar el Evangelio. Por lo tanto, aprovechemos la tecnología que tenemos entre manos. Hoy, tenemos Twitter, Facebook, Instagram, Flickr. Mañana, estos medios cambiarán, pero las “calles digitales” seguirán estando pobladas de humanidad. A menudo, herida.
En esta misma línea, y desde un punto de vista más periodístico, Fernando Martínez Vallvey, Catedrático de Comunicación de la UPSA, basó su ponencia en los cambios en los modelos de comunicación. Actitudes, riesgos y desafíos. Posibilidades de evangelización, también. Inmediatamente después, hubo más tiempo para algunos otros laicos, entre los que se encontraban los responsables de las Oficinas de Comunicación de los Dominicos y los Claretianos, que compartieron mesa redonda con Silvia Rozas, de las Hijas de Jesús, y con Paulina Núñez, consagrada de Regnum Christi. Para finalizar las Jornadas se contó con la presencia del Director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española, José Gabriel Vera.
Diversos enfoques de la cultura de la Comunicación con el fin de interrogarnos en el cómo hemos afrontado los cambios exigidos por la sociedad y por el desarrollo de los medios de comunicación, atendiendo, sobre todo, a que la naturaleza misma de nuestra vocación lleva consigo el testimonio público de la Iglesia.