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Mons. Carlos Osoro “Vengo del Sínodo de los jóvenes con la convicción de que debemos ser una Iglesia a la escucha y en camino”
Sínodo es nombre de Iglesia. De camino conjunto y de escucha. “Desde Pablo VI hasta Francisco ha habido muchos Sínodos, pero no he percibido hasta ahora que lo que hace verdadera a la palabra ‘sinodalidad’, hubiera sido totalmente incorporada a ellos”. Estas fueron las primeras palabras que el Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro, ofreció en la tarde de ayer en una charla bajo el título Un Sínodo para la esperanza: jóvenes, fe y discernimiento en el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid.
Una conferencia que fue presentada brevemente por el director de este instituto claretiano, el misionero Carlos Martínez Oliveras, y que no quiso desentrañar tanto el relato histórico de lo que sucedió durante prácticamente todo el mes de octubre, sino que buscó poner los acentos en el ambiente de caridad, libertad y verdad que allí se experimentó. Y en lo que una Asamblea Sinodal significa para la Iglesia, “que es renovar el intento de vivir y anunciar el Evangelio para todo el Pueblo de Dios”, reconoció el purpurado. “Sí que ha habido otros Sínodos, pero ¿buscábamos escuchar verdaderamente a todo el Pueblo de Dios? ¿buscábamos formular y renovar las maneras de transmitir la fe?”, abundó.
En la misma línea, continuó explicando cómo desde el principio, desde la fase preparatoria y el cuestionario on-line, se ha buscado “hacer un Sínodo en el cual ningún joven se haya podido sentir excluido”. “Vengo del Sínodo con la convicción de que debemos ser una Iglesia a la escucha y en camino. Una Iglesia en estado permanente de misión. Para ello, hemos de reconocer que tenemos una deuda en la escucha a todos, y sobre todo a los jóvenes”. Por ello, el pastor madrileño quiso poner de relieve la palabra ‘discernimiento’, “que no es un eslogan publicitario, ni una técnica organizativa. Es una actitud interior que hunde su raíz en un acto de fe. Es decir, se fundamenta en la convicción de que Dios actúa en la vida de todas las personas […] Por eso, el diálogo auténtico nos puede hacer crecer. A la valentía de hablar debe corresponder la humildad de la escucha. Y si el que habla no te cae bien, más razón para escuchar”.
Él mismo se formuló la pregunta en voz alta de cuál es la forma de traer estas conclusiones a su propia diócesis, es decir, cómo salir del Sínodo con propuestas pastorales del propio Sínodo, y se respondió inmediatamente después diciendo “que no se trata de que venga el obispo a reunir un consejo pastoral o presbiteral, porque de éstos, aunque hay que hacerlos, a veces, se sale mal; sobre todo si no nos enfrentamos a ellos en clave de escucha. Todos estamos hartos de actas que reúnan no sé cuántos puntos y que acaben evidenciando que en realidad no nos hemos escuchado”.
“Hemos de transitar el camino sinodal. Es decir, debemos contar con todos, y, más concretamente, en mi caso particular, debemos repensar una pastoral para los jóvenes y establecer unas estructuras institucionales diferentes a las de ahora”.
Escucha, proximidad y testimonio
El P. Martínez Oliveras, resumió esta interesante conferencia del Cardenal con estas palabras: “sabemos que los jóvenes quieren ser escuchados, especialmente allí donde las heridas son más profundas o sangrantes; quieren que la Iglesia y quienes vivimos una vocación de especial consagración, estemos próximos y acompañemos su vida, sus tristezas, sus alegrías… Y quieren, como ya nos advirtió san Pablo VI, que seamos antes que maestros, testigos y, si somos maestros, es por el testimonio que previamente hayamos dado de los valores del Evangelio”.