Valencia: celebrar a San Vicente Mártir en contexto covid

Basta navegar un poco para percibirlo. En la página web de la parroquia de San Vicente Mártir de Valencia abundan los testimonios del afecto y la alegría con que la comunidad cristiana celebra habitualmente la fiesta de su patrono, San Vicente, recordado por el calendario litúrgico el día 22 de enero.

En 2021 esta celebración se tiñe de otro color. La ciudad acaba de aceptar que por segundo año el covid-19 y sus consecuencias le privan de una de sus fiestas más universales: las Fallas. Las comunidades parroquial y claretiana llevan semanas asumiendo que tampoco las fiestas de San Vicente podrían celebrarse como otros años.

Los programas archivados dan testimonio: celebraciones diversas de la eucaristía, solemnes y participadas, repartidas por varios días de la semana; memoria de san Vicente en rito latino y en rito mozárabe; recuerdo de los difuntos de la parroquia y de los del ya extinguido gremio de la aguja (los sastres). Puertas abiertas del templo en horario especial; comida o cena de fraternidad; vigilia de oración con concierto de música cristiana para jóvenes y adultos; encuentro singular para los niños; panecillos, falla, procesión, danzas, presencia repetida y bien aplaudida de diversos coros…

En 2021 las cosas tendrán que ser de otro modo, pero en el corazón de los valencianos y de la comunidad parroquial San Vicente sigue muy vivo y presente. Su martirio se asocia a los primeros signos de la presencia de la fe cristiana en el entorno de la ciudad, una de las más pobladas de España. No son pocos los valencianos que llevan su nombre, ni las instituciones que lo invocan o se acogen a él. La misma ciudad y la archidiócesis le tienen por patrono.

Hace más de ochenta y cinco años los Misioneros Claretianos llegaron a la ciudad. Se les ofreció desarrollar su actividad misionera atendiendo lo que entonces era una sencilla ermita prácticamente en ruinas, la ermita erigida en el lugar donde habían sido arrojados los restos del santo mártir. Nadie podía entonces intuir que ocho décadas después el templo edificado en el mismo lugar seguiría haciendo memoria del joven diácono Vicente, al que en la cripta de la parroquia se venera de modo muy singular, pero también de cuatro de aquellos Misioneros, venerados hoy como beatos por la Iglesia universal: cuatro misioneros claretianos que entregaron su vida por la fe en 1936 y que son hoy piedras vivas de la comunidad parroquial y compañeros de camino de los cientos de personas que a lo largo del año entran a la Ermita a honrar a san Vicente.

La Congregación claretiana, presente también en Valencia en los barrios de Benimaclet y Fuensanta, atiende la Parroquia de San Vicente Mártir a través de una comunidad formada en estos momentos por cuatro sacerdotes y un misionero hermano. Muy arraigada en el barrio y en la Iglesia diocesana, la comunidad entiende que en estas circunstancias la celebración tiene que respaldar el esfuerzo que tantas personas de bien están realizando por combatir el covid-19 en la Comunidad Valenciana. En 2021 los actos públicos serán mínimos, caracterizados por el cumplimiento de la ley. Desde casa también se puede honrar a San Vicente y contribuir al bien común.