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Semanas solidarias en nuestros colegios claretianos
Los siete colegios de esta Provincia de misioneros no son solo centros educativos. Ellos son una de las plataformas importantes desde la que se desarrolla la misión evangelizadora al estilo de san Antonio María Claret. Hay mucho talento en nuestros claustros de profesores, mucha profesionalidad, riqueza y generosidad. Cualquiera que se asome a ellos descubrirá que cada colegio camina de la mano con los demás y con toda la Congregación por un territorio casi sagrado, bien consciente de la gran relevancia que tiene la terea de educar. Aquello que nos construye y nos hace distintos se contagia tanto en lo que somos como también en los que se comparte fuera de nuestros patios junto a otros.
Así, desde primerísima hora, en la misma fundación de nuestros colegios se ha buscado siempre acentuar la educación en valores más cristianos, más humanos. Han sido múltiples las iniciativas e itinerarios catequéticos para la formación en la fe en consonancia con nuestro ideario. Y una muestra patente de ello son las Semanas Solidarias que como cada año se han comenzado a celebrar en torno a estas fechas y que demuestran que el compromiso no entiende de límites de edad. Días de celebración y de despertar conciencias, donde alumnos y comunidad educativa profundizan juntos en proyectos de acción social. Los correspondientes a estos últimos años guardan una estrecha relación con la propuesta de nuestra oenegé, Fundación Proclade, que en su afán por crear una conciencia social más fuerte mantiene su avance en la sensibilización y la educación para el desarrollo de la ciudadanía global. Los materiales que ofrecen en estos últimos años a nuestros centros educativos enlazan con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS2030) y permiten acercarse más a una realidad concreta y al trabajo de los claretianos en ella. De este modo, allí donde años anteriores la reducción de desigualdades puso el foco en África y América, esta vez nuestros colegios se han centrado en cómo salvar las distancias del aumento de las disparidades en Europa. El punto de vista se explica solo con las palabras del lema escogido: ‘El mundo es mi barrio’. O dicho de otra manera, cómo facilitar la migración y la movilidad segura de las personas en el viejo continente.
“Todos los que formamos parte de este colegio, todos los que estamos aquí en este patio, mostramos nuestra repulsa a cualquier respuesta que fomente el odio, los prejuicios, a la sospecha y desconfianza de quienes tienen una lengua y cultura distinta a la nuestra. Sabemos que la justicia y la paz están al alcance de nuestra mano, si utilizamos más nuestro corazón”, pronunciaron en el Claret Benimaclet, en Valencia. El día de la paz, a finales de enero, fue el broche de oro a la celebración de sus jornadas solidarias. A pocos kilómetros del Benimaclet, el colegio claretiano del barrio de la Fuensanta está desmigando su día a día y su quehacer pedagógico al Colegio Corazón de María de Gijón. Han sido varias las video-llamadas que han tenido lugar esta semana entre los dos centros escolares. Así, en las aulas de nuestro colegio asturiano pudo oírse la voz de Inma Martínez Atienza, directora del colegio de la Fuensanta desde Valencia desvelando qué es aquello que de siempre se ha denominado educación en valores. “En nuestro caso, misión que brota de la misma Iglesia”, comentan. No en vano, el Claret Fuensanta atiende a alumnos de más de 35 nacionalidades diferentes, lo que provoca una cotidianidad que solo puede funcionar cuando se asienta en la lógica de la caridad, la que busca favorecer que el sentido comunitario cristiano vaya madurando en un clima de familia. Por su parte, el Claret Segovia ha ofrecido estos días pasados diversas tutorías específicas que ahondaron en el tema de las migraciones, contando para ello con distintas intervenciones de los responsables de ACCEM (Acogida a Refugiados), de Cruz Roja o de Cáritas. Del mismo modo, se han proyectado películas y documentales que tratan el problema migratorio. Especialmente sustanciosos resultaron para los cursos de Secundaria y Bachillerato los posteriores cinefórums. Y para los más pequeños de infantil y primaria, la puesta en marcha de talleres y actividades lúdicas que promovieron la inclusión de todos y todas, independientemente de su género, raza o etnia.