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Zürich: Los misioneros celebran el avance hacia un país más solidario
El último número de la revista Ventana Europea, editada por las Misiones Católicas de Lengua Española en Europa, nos permite asomarnos a la realidad de Misión en el Cantón de Zürich, encomendada a esta Congregación de misioneros desde el año 1957. Desde sus páginas, el claretiano Juan Carlos Rodríguez, hoy al frente de la misión, celebra los pasos adelante que la ciudad está dando para mejorar las condiciones de vida de los ‘sin papeles’ con la puesta en marcha de una tarjeta de identificación ciudadana expedida desde el gobierno que traería una serie de ventajas muy importantes para el desarrollo de la vida en la ciudad de las más de diez mil personas que viven sin estatus de residencia solamente en el Cantón de Zürich. “Estamos ante una buena noticia”, expresa el claretiano.
“La Misión quiere seguir estando ahí, apoyando la lucha por esta causa”, sentencia a renglón seguido. La autoridad con la que habla Rodríguez es fruto de los años de atención a la población migrante desde distintos puntos de vista. No solamente pastoral y litúrgica, también social y asistencial. Los claretianos que hoy trabajan en Zürich y todos aquellos que les precedieron a lo largo de estos años han visto cómo los más indefensos de la ciudad, aquellos que son el motivo de su presencia en Suiza, eran privados del ejercicio de los derechos más básicos. “Si por ejemplo llegaran a ser víctimas de violencia o explotación, no podrían siquiera presentar una denuncia, y solo recibirían tratamiento médico en condiciones difíciles”, lamenta el religioso. Y esa es la realidad: los inmigrantes sin estatus de residencia regular, “la mayoría de ellos procedentes de América Latina”, detalla el claretiano, viven con miedo en una de las ciudades más prósperas del planeta. El concepto de ciudadanía urbana que hoy se plantea se inspira en ciudades norteamericanas y canadienses autodenominadas ‘Ciudades Santuario’. El P. Rodríguez explica su razón: “El término ‘santuario’ era utilizado en el pasado para referirse a los criminales que buscaban inmunidad en las iglesias, pero ahora el término se ha secularizado. Hoy en día se refiere a aquella ciudad que desafiando las leyes nacionales ofrece protección a los sin papeles. Hasta ahora, en Europa, no tenemos nada parecido, pero creo que Zürich puede convertirse en referente si continuamos avanzando en esta dirección”, asume.
Resulte o no este proyecto de ley, -“ahora la pelota está en el tejado del Parlamento de la ciudad, que debe debatir la propuesta”- los claretianos no harán otra cosa que seguir alentando iniciativas como esta tarjeta de identidad municipal. Una ciudadanía solidaria en Zürich traería consigo la normalización de la vida cotidiana y mejora de las condiciones de vida de los ‘sin papeles’, la solidaridad por parte de todos los habitantes de la ciudad, tengan el permiso que tengan, y por último el fortalecimiento de una identidad urbana que se basa en la pertenencia a la misma ciudad, y no en el estatus económico y social de cada ciudadano. En definitiva, un paso más para acortar distancias a la ‘globalización de la indiferencia’, peligrosa tendencia de marcado individualismo que se instala en las sociedades más avanzadas, y contra la cual no ha dejado de advertir el papa Francisco.