Ntra. Sra. de Contrueces congrega al pueblo gijonés

Más de doscientos vecinos gijoneses se dieron cita en el barrio de Contrueces para venerar a su virgen, Ntra. Sra. de Contrueces, popularmente considerada ‘patrona’ de la ciudad. Fue una mañana soleada, el domingo inmediatamente posterior al de la Asunción, y que tuvo un regusto especial, pues despertaba la vivencia de años anteriores a la pandemia, pero sobre todo porque se enmarcaba en los actos de celebración de los cien años de presencia claretiana en esta localidad asturiana. “Es uno de los últimos festejos programados en esta efeméride”, apostilla el P. Arturo Muiño, superior de la comunidad y misionero que cuidó con mimo hasta el mínimo detalle de la liturgia del día y de la posterior procesión, que dio la vuelta al santuario y que está vez contó con música de Asturias de fondo, a cargo del grupo folclórico ‘Xolgoriu’.

Comenzó a las 12 de la mañana en el santuario de Nuestra Señora con la celebración de la eucaristía, “donde no cabía un alfiler”, tal y como destacan las crónicas de la prensa local. La celebración estuvo presidida por el arzobispo, Mons. Jesús Sanz Montes, y congregó hasta a diez claretianos, varios de ellos ligados a esta tierra. Así, en el nutrido grupo que acompañó al prelado pudieron verse a los PP. Manuel Tamargo, venido de Roma; Basilio Álvarez, Juan Carlos Rodríguez, al frente de la misión de lengua española en Zúrich; Simón Cortina, director del colegio Corazón de María; Luis Manuel Suárez, Miguel Corral, José María Valdivieso y Alfredo García y Manuel Rodríguez, que celebran este año sus bodas de oro sacerdotales.

En su homilía, el pastor de la archidiócesis subrayó la importancia que para los misioneros Hijos del Corazón de María tiene esta advocación, así como la solemnidad con la que guían el santuario que la acoge, edificado en el siglo XVII. Participaron muy activamente en la misa algunos alumnos del colegio y distintos miembros del grupo folclórico, ataviados con trajes regionales que acompañaron la celebración tocando la gaita asturiana. “Especialmente emotiva resultó la versión que interpretaron del ‘Ave María’ de Schubert”, recuerda Muiño. Al término de la eucaristía, el mismo grupo musical animó la procesión, ya sea portando a hombros la talla de Nuestra Señora, o acompañando al pueblo mientras entonaba el ‘Salve Madre’.

Por fin, este año, la feligresía pudo disfrutar de la procesión, ya que en estos dos años precedentes tuvo que ser suprimida, así como también lo fue el tradicional sorteo del ‘ramu’. Este año se recupera la tradición al completo y un día como el celebrado “tiene la tradición de generaciones”, completa el P. Muiño. El pueblo asturiano, que lo sabe, quiso responder con su presencia.