El encuentro ‘Nairobi 2022’ llega a su fin

Tal y como estaba previsto, con la eucaristía de ayer, el encuentro celebrado en Nairobi (Kenia) entre el gobierno general de la Congregación y los superiores mayores venidos de los cinco continentes ha llegado a su fin. Un encuentro que se ha centrado en dialogar fraternalmente sobre el itinerario trazado en las conversaciones en Nemi, a las puertas de Roma, durante la celebración del vigésimo sexto capítulo general de la Congregación. Así, desmenuzando el Plan de Acción 2022-2027 devenido del documento ‘Querida Congregación’, fruto de nuestro último capítulo, y contando con la oración y el compromiso entusiasta de todos los misioneros claretianos que lo respaldan, el discernimiento de estos catorce días en la Casa de las Religiosas de Dimesse en Nairobi se fundamentó en los pasos a seguir para persuadir al mundo desde nuestra manera de ser y estar en la Iglesia, y a la vez, procurando acoger la invitación a caminar en sinodalidad, abriendo el oído a todo lo que el Espíritu quiera sugerir. 

Las crónicas diarias del encuentro, generosamente aportadas por el equipo de comunicación de la Congregación en Roma, dan cuenta de los diversos momentos de oración y celebración, de los espacios habilitados para el diálogo en grupos y de sesiones plenarias y convivencia. La reflexión de estas dos semanas se fue mezclando con el color de la iglesia africana, con su vida, energía, ritmo, espiritualidad, acogida y esfuerzo. Nada quedó pendiente de ser tratado y se pudieron abordar abiertamente los asuntos vinculados con la espiritualidad, la formación, la vida comunitaria, el apostolado o la economía, siempre a la luz de la lectura y escucha de la Palabra y la celebración de la Cena del Señor.

Para comprender más enteramente estos días de reflexión en Kenia, el mensaje final a la Congregación nos propone tres iconos bíblicos. El primero de ellos es ‘La vid y los sarmientos’, pues “si nuestro sarmiento claretiano no está unido a la vid del Señor, vano es nuestro esfuerzo y, como dice la alegoría, no daremos frutos”. El diálogo de la samaritana con Jesús es el segundo icono, ya que es su reflejo nos invita a celebrar nuestro ser testigos y mensajeros en comunidad, pues “la comunidad lo comparte todo y buscan juntos los recursos necesarios para su misión con generosidad”. También “nos presenta una comunidad cuya misión es también testimonial, siempre abierta a acoger y escuchar sin prejuicios a todos”. Finalmente, el tercer icono se corresponde con el ‘Camino de Jericó’, “una llamada a la conversión del corazón, a creer en nuestra capacidad de mirar con compasión, como Jesús, buscando transformar el mundo e invitando a otros a aunar esfuerzos en misión compartida, especialmente con nuestros hermanos y hermanas de la Familia Claretiana”.

A la vuelta a sus respectivos organismos, en los labios de cada uno de los superiores mayores no faltó un enorme ‘gracias’ a la Delegación Independiente de S. Charles Lwanga por su dedicación y acogida. Tampoco el deseo de compartir desde ya esta rica experiencia congregacional con todos los claretianos esparcidos por el globo. En el horizonte, una efeméride que señala que el camino no acaba aquí: dentro de dos años celebraremos el 175 aniversario de la fundación que será, sin duda, una verdadera experiencia de iluminación y gracia, conscientes de que es el Señor quien guía nuestros pasos.