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Mons. Luis Ángel de las Heras: “Los obispos queremos acompañar a la vida consagrada más y mejor”

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Con el objetivo de tratar asuntos que conciernen a los vicarios, asistentes monásticos y delegados episcopales para la vida consagrada de las distintas diócesis españolas ha arrancado hoy en Madrid un encuentro que se prolongará hasta el día de mañana, 17 de febrero. Entre los asistentes se encontraban de parte de nuestra congregación los PP. Ricard Costa Jussa y Agustín Ortiz, que vienen en representación de las diócesis de Vic y Bilbao, respectivamente. De nuestra provincia pudo verse a los misioneros PP. Alfredo García, representante de la diócesis de Vigo, y Carlos Martínez Oliveras, que tuvo una sugerente intervención.

De tal modo, congregados por el presidente de la comisión episcopal para la vida consagrada, Mons. Luis Ángel de las Heras, el encuentro comenzó dando información del acompañamiento que realizan los obispos y el secretariado de la comisión episcopal de la vida consagrada (CEVC) para esta particular forma de vida cristiana, abordando las acciones con las que habrá de llevarse a cabo esta prioridad. “Quisiéramos favorecer la comunicación frecuente con vosotros, ofreciendo asesoramiento y formación, y programando los encuentros necesarios”, inició el también religioso claretiano. “Los obispos queremos acompañar a la vida consagrada más y mejor”.

“En continuidad con el trabajo realizado desde los inicios por la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, el constante diálogo de los obispos con los religiosos parte de la eclesiología y la espiritualidad de comunión que han querido orientar nuestras mutuas relaciones desde el Concilio Vaticano II hasta nuestros días”, continuaba el prelado, dando cuenta de las diversas llamadas y exhortaciones que los últimos pontífices han dedicado a esta cuestión, “además, por supuesto, del documento aprobado en la CI asamblea plenaria de la CEE en el pasado 2013, Iglesia particular y Vida Consagrada”. “En todos ellos, queda reflejada la importancia del encuentro, de las consultas coordinadas, del el estudio y la reflexión”. “Y es cierto que hemos hablado mucho de nuestras relaciones, pero las relaciones hay que cuidarlas”, apostillaba el misionero.

Para responder mejor al desafío del acompañamiento en este momento, “hemos tenido en cuenta las inquietudes que los representantes de las diversas formas de vida consagrada en España han trasladado particularmente a los obispos”, explicó aludiendo a los encuentros del 2021 con CONFER y CEDIS. “Desde ese punto trabajamos y elaboramos un documento, fruto de la labor conjunta de los obispos de la comisión, de la directora y de los colaboradores del secretariado en una reunión los días 11 y 12 de julio del pasado año”. “Allí pudimos dialogar en torno a un plan de acción, y consideramos que se trataba de un buen modo de continuar acompañando a la vida consagrada”.

Buscando ‘el cómo’

El modo de acompañar “lo realizarán los obispos miembros de la CEVC a través de estructuras estables”. Desgranando ya dichas estructuras para el seguimiento, De las Heras enumeró hasta seis diferentes, siendo la primera de ellas la comisión mixta de obispos y superiores mayores de religiosos, sociedades de vida apostólica e institutos seculares, es decir, CEVC, CONFER y CEDIS. “Este equipo acompaña a más de 37.000 personas en España”, recalcó el prelado. A continuación, las siguientes cuatro estructuras fueron explicadas en conjunto, pues se trata de cuatro equipos dedicados a abordar los temas específicos de la vida contemplativa, del Ordo virginum, de los vicarios y delegados episcopales para la vida consagrada –“o sea, de vosotros, los reunidos hoy aquí”, remachó el religioso- y de las familias eclesiales de la vida consagrada, “antes llamadas nuevas formas de vida consagrada”, explicó.

Para favorecer las buenas relaciones entre los religiosos y el obispo local, “y por ende, en todo el conjunto de la Iglesia diocesana donde os halláis insertos”, se establecerá una fluida coordinación “invitando a los vicarios y delegados a realizar un servicio de atención a todas las formas de vida consagrada”. La última estructura consiste en la constitución de un foro denominado ‘Consejo de Vida Consagrada’, que está constituido por todos los obispos de la CECV, la directora del secretariado, las presidencias de CONFER y CEDIS, uno de los vicarios o delegados diocesanos y uno de los representantes de vida contemplativa, Ordo virginum, y familias eclesiales de vida consagrada. “Tenéis que ayudarnos, porque esto es para vosotros y con vosotros”, animó.

Encuentro con las familias eclesiales de vida consagrada

Por último, en la mañana de hoy se trató también el pasado encuentro nacional con representantes de las familias eclesiales de vida consagrada, que tuvo lugar el 29 de octubre pasado. En aquella jornada se hicieron presentes no solamente los representantes de estas instituciones, que en España aglutinan a cerca de 1900 personas, “sino también las nuevas fundaciones y asociaciones de fieles con vistas a ser vida consagrada”. “En un ambiente fraterno y cordial, insistimos en la necesidad de dejarse acompañar por los obispos”, rememoraba De las Heras. “Quisimos subrayar la dimensión eclesial de cada una de las comunidades y obras apostólicas”.

Finalmente, respecto a las asociaciones de fieles que desean pasar a ser un instituto de vida consagrada o una sociedad de vida apostólica, De las Heras recordó la importancia de “un necesario discernimiento que compete a la autoridad de la Iglesia”. A la vez, pedía un extra de atención para con ellos. “¡Que no crezcan solos!, ¡No los dejéis!”. “Si luego se hubiera de lamentar algo es por la falta de discernimiento que no supimos hacer en un trabajo previo”, advirtió.

El encuentro continuará con el taller de la tarde y las informaciones de los asesores de la conferencia episcopal española.

Vida Consagrada y Sinodalidad

Seguidamente llegó el turno del misionero Carlos Martínez Oliveras, que tenía programada una breve conferencia en torno a la sinodalidad y la relación de ésta con la vida consagrada. Pero antes de comenzar, el claretiano optó por exponer primero el marco teológico y el desarrollo histórico de esta clave sinodal en la que la Iglesia se halla inserta, para que Mons. Vicente Jiménez, que estaba presente también en la reunión de esta mañana, pudiera exponer la vivencia de estos días pasados en Praga, donde se ha desarrollado la asamblea continental del Sínodo de los que él mismo participó. Así, Mons. Jiménez, coordinador del equipo para el Sínodo de la CEE, realizó un rápido balance de estos pasados días de febrero remarcando la importancia de “la unidad en la diversidad, que no uniformidad”. “Fueron unos días en que nos encontramos como hermanos, dialogando con libertad y discerniendo lo que el Espíritu Santo dice a la Iglesia”. A la vez, el prelado, anteriormente presidente de la comisión episcopal de la vida consagrada, reconoció que “ha sido un trabajo lleno de tensiones creativas, buscando pistas en la misión evangelizadora de la Iglesia en medio de la secularización imperante”.

A renglón seguido, la directora del secretariado de la comisión episcopal para la vida consagrada, Hna. María José Tuñón, que también estuvo en Praga del 5 al 12 de febrero, añadió que, de estos pasados días en el corazón de Europa se ha traído el firme convencimiento de ignorar cualquier runrún que con cierta malicia difunde la idea de que ‘esta Iglesia sinodal nos va a cambiar la Iglesia que tenemos’. “Mirad, -intervino seriamente la religiosa, esclava del corazón de Jesús-, no es eso”. “La sinodalidad trata de un encuentro en donde hemos de aportar. Nosotros, desde nuestro ser consagrados”.

Para concluir la jornada de la mañana, el claretiano Martínez Oliveras se encargó de ir desgranando el concepto de la práctica sinodal en el seno de la Iglesia, orientando tal reflexión a nuestra peculiar forma de vida y alejándola de modas y eslóganes publicitarios. “La Iglesia es constitutivamente sinodal”, sentenció.

“El objetivo último de la sinodalidad es la evangelización”, advertía añadiendo una convicción personal. “Ser Iglesia sinodal requiere discernir cómo caminar juntos para ser más creíbles y eficaces en nuestra misión”. Pues a juicio del religioso, “no queremos que la sinodalidad nos obligue a mirar a nuestro ombligo, y finalmente acabemos perdiendo de vista que nuestro objetivo es ser mejores evangelizadores”.

 

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