A un año de la invasión de Rusia a Ucrania: “Una guerra que se alarga tanto en el tiempo demanda cada día más ayuda”

Hace poco más de un año, en la madrugada del 24 de febrero del 2022, una guerra se asomó a las puertas de Europa y el mundo se convirtió en observador de un conflicto que, en principio, era inimaginable. Rusia invadía Ucrania y lo que los analistas predijeron como una cuestión de semanas, se ha cobrado desde su inicio más de 8.000 vidas, 13.300 heridos y siete millones de desplazados a los países más próximos, fuera de la zona de conflicto. “Lo que más nos está alarmando de esta guerra es la incertidumbre”, lamentaban Piotr Beza y Lucasz Przybylo, dos religiosos claretianos volcados en la ayuda a los damnificados, especialmente a todos aquellos que se vieron obligados a huir de Ucrania; muchos de ellos, mujeres y niños. Ayer, en el último programa ‘Viaje en globo’, tuvimos la suerte de conversar con ambos misioneros.

“Sin ser especialista, en mi opinión no estamos ni en la mitad del camino que se ha de recorrer hacia la paz”, aseveró Beza, superior mayor de los claretianos de Polonia. “Tengo la impresión de que esta guerra puede durar mucho más, pues los ucranianos tienen una mentalidad muy tozuda, y no van a bajar los brazos”. “Ahora, de hecho, su moral está más alta que al comienzo del conflicto, y todos creen que pueden y deben combatir”.

Pese a que los medios de comunicación nos han ofrecido una parte de la realidad de la guerra bastante interesada, ningún europeo a día de hoy considera lejanas las consecuencias del conflicto. Se han puesto en marcha leyes de acogida y de protección a refugiados en el resto de países que antes se consideraba impensable. Ha sido posible acoger y arrancar mecanismos que nos han sorprendido por su celeridad y eficacia. “Es cierto que la ayuda humanitaria está siendo mucha”, admiten los misioneros. “Pero, con todo, tememos que la gente se canse”.

“Una guerra que se alarga tanto en el tiempo demanda cada día más ayuda, y ya notamos que no llega tanta. Además, está dejando de funcionar la estructura que estaba montada para recibir lo que generosamente se envía”. Ellos, por su parte, no cejan en el empeño de auxiliar y cargar furgonetas hasta la misma zona de conflicto, jugándose la vida por ello. “Cada día luchamos más por mantener lo que comenzamos”, expresa Beza refiriéndose a la atención a los refugiados y a la entrega de mantas, comida y medicina en Ucrania. “Es algo que haría cualquier cristiano”, añade a renglón seguido restándose importancia.

Fundación Proclade de nuestra provincia ha repartido aproximadamente 300.000 euros en este último año y seguirá recaudando para hacer llegar más en próximos envíos, pero también ha ideado una nueva iniciativa con los misioneros de la provincia de Polonia que en el programa de ayer fue presentada. “Ya se están dando los primeros pasos”, informaron orgullosos Lukasz y Piotr. Se trata de un proyecto de acción social en Ucrania que busca atender a la población desplazada por el conflicto, detectando sus necesidades y proporcionando ayuda de cualquier tipo, pero especialmente psicológica. “Ya hemos encontrado a una profesional, bien conocedora de Ucrania, que sabrá dedicar el tiempo que la gente necesita, y que nosotros no podemos ofrecer”, continuaban explicando. “Con ella estamos seguros de poder llegar más al fondo cuestiones que necesitan ser atendidas”. “Podemos organizar una comunidad que se conozca, en la cual cada uno sepa del sufrimiento del otro. Una comunidad así reflejará el amor de Dios, que es mucho más que entregar comida y medicinas”, finalizaron.