Se encuentra usted aquí
Rostros de la luz. Arranca la XXIX Asamblea General de la CONFER
Con el fin de encontrarse para orar, reflexionar, dialogar y discernir de forma sinodal sobre algunos desafíos actuales a los que se enfrentan las órdenes y congregaciones de vida consagrada, más de doscientos superiores mayores de distintas provincias religiosas con presencia en nuestro país han iniciado en la mañana de hoy en Madrid la XXIX Asamblea General de la CONFER.
“Es el momento de hacer realidad el mejor profetismo de los sabios y la mejor sabiduría de los profetas”, iniciaron, tras la celebración de la eucaristía, Lourdes Perramón y Jesús Díaz Sariego, vicepresidenta y presidente de esta institución, respectivamente, en el acto de apertura de este evento. Así, desde una mesa institucional que les reunía junto a Mons. Bernardito Auza, nuncio apostólico; a Mons. Luis Ángel de las Heras, obispo de León; a Mons. José María Avendaño, obispo auxiliar de Getafe; al secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Francisco César García Magán; y al religioso lasaliano Jesús Miguel Zamora, secretario general de la CONFER, las primeras palabras pronunciadas por la religiosa oblata y el provincial de los dominicos en España persuadieron a los religiosos españoles “a iluminar nuevas búsquedas, a sustentar los envíos para ser rostros de luz en tantas vidas y, finalmente, a abrir nuevos caminos de luz para el futuro”.
Una necesaria mirada a un futuro que sin duda es herencia del buen trabajo que la CONFER ha venido haciendo desde siempre, y del cual han participado activamente diversos claretianos de esta provincia, como el P. José Félix Valderrábano, presente en la mañana de hoy y al que se le agradeció públicamente su labor como presidente en los años 1995-1997; o la reflexión que impulsa decididamente desde hace años el Instituto Teológico de Vida Religiosa, cuyo director, el P. Antonio Bellella, se hallaba también entre los invitados. Del mismo modo, también se tuvieron palabras llenas de afecto para el Card. Aquilino Bocos, que además hoy cumple sesenta años desde que fuera ordenado sacerdote. Finalmente, el P. Luis Manuel Suárez, responsable del área de pastoral de la CONFER, también se encontraba entre los invitados, ayudando en la organización de la Asamblea General y atendiendo generosamente a todo aquel que le estrechara la mano. Como no podía ser de otro modo, el P. Adolfo Lamata acudió en representación de los claretianos de Santiago. Por su parte, los misioneros Jorge Ramón Sánchez Palacios y Juan Martín Askaiturrieta lo hicieron en nombre de los claretianos de las provincias de Fátima y de San Pablo.
Nuevos tiempos
“La proclamación del Evangelio al que estamos llamados a servir requiere nueva creatividad”, prosiguieron Perramón y Díaz Sariego en sus palabras de bienvenida. “Estamos en un tiempo nuevo, y por necesidad hemos intentado responder a los nuevos tiempos. Por necesidad, sí, hemos programado algunos cambios. ¿Pero por qué no hacer de la necesidad una virtud?”, formularon al unísono, exponiendo una idea que, de forma aún más clara y contundente, fue también tratada por el P. Luis Ángel de las Heras. De tal modo, el que fuera presidente de CONFER y hoy desempeña la encomienda misionera de pastorear a la diócesis de León, trató en su alocución la necesidad de una vida religiosa cargada de esperanza, “que se presente como testigo de la esperanza”, abundó.
Así, para el prelado, presidente de la comisión episcopal para la vida consagrada de la conferencia de los obispos españoles, “desde una esperanza anunciada con Cristo y en Cristo no caben lecturas catastrofistas de la historia presente”, pero tampoco “cabe una lectura ingenua que traiga como consecuencia la comodidad, el conformismo, la inacción o dejar pasar el tiempo sin más o con miedo”.
¿Cómo acoger entonces el momento en que vivimos?, se preguntó De las Heras. “El proceso sinodal nos ayuda a responder a estas cuestiones caminando cada vez más unidos y a la escucha del Espíritu Santo. Como hicieron nuestros fundadores y fundadoras con los primeros hermanos o hermanas”. “El camino sinodal en la vida consagrada es recuperación de sinodalidad extraviada en la historia de nuestras comunidades”, recalcó, “y, por consiguiente, se hace necesaria la paciencia”.
“La paciencia es un don que hemos de pedir y desear para no caer en la resignación”, proseguía el religioso. “No es fácil para la impaciencia humana admitir los pasos sinodales que nacen de la necesaria escucha comunitaria del Espíritu, por ello, pidamos al Señor el don de su paciencia”. “Consideremos con firme convicción que la paciencia de Dios es nuestra salvación”.
Piedras vivas del discernimiento
“Dispuestos a profundizar en la comunión y en la sinodalidad, continuáis realizando procesos de discernimiento e iniciaréis otros nuevos, porque sois piedras vivas del discernimiento”, recalcó. Para el claretiano, anteriormente superior mayor de esta provincia, la vida religiosa “está en continuo discernimiento y eso le permite ir más allá de los límites y retos de cada instituto”.
Finalmente, al borde de concluir sus palabras de aliento, Mons. Luis Ángel de las Heras quiso anunciar ante los religiosos españoles que a partir de ahora Mons. José María Avendaño Perea, obispo auxiliar de Getafe, “comenzará a ser acompañante de CONFER”. Además de agradecerle su disponibilidad, el pastor de León tuvo también palabras cargadas de gratitud para Mons. Eusebio Hernández Sola, OAR, obispo emérito de Tarazona, “que os ha acompañado durante los últimos años y ahora tendrá otra tarea en la conferencia episcopal de vida consagrada”.
Y así, inmediatamente después, tomó la palabra Mons. Avendaño para saludar a la CONFER, y en consecuencia a toda la vida religiosa presente en nuestro país: “Sois la luz de las periferias, de las fronteras. ¡Qué valientes sois!”, comenzó. “Os admiro”, se sinceró. “En este mundo donde abunda el aislamiento y el individualismo, los religiosos y religiosas cuidáis de la fraternidad, de la comunión que brota del Evangelio”. A renglón seguido, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española y obispo auxiliar de Toledo, Francisco César García Magán, desde una ‘sana envidia’, le animó a trabajar mucho y bien, al lado de la CONFER. “¡Esta encomienda te va a santificar mucho!”, alentaba. Pues a ojos del prelado, “una Iglesia particular sin vida consagrada estaría falta de algo fundamental para transparentar el rostro de la Iglesia de Jesucristo”.
“Toda la Iglesia necesita esforzarse para iluminar lo mucho que hace falta en este mundo”, admitió García Magán. “El cirio que nos dieron en el bautismo, pequeño pero fuerte, en ustedes, consagrados y consagradas, es raíz; es presencia y testimonio”. “Enciendan con toda la Iglesia las luces que se apaguen en este mundo”, pedía el obispo auxiliar de Toledo. En esta misma línea se pronunció Mons. Bernardito Aúza, nuncio apostólico de Su Santidad en España, en su saludo de bienvenida. “Deseo una vida consagrada que pueda llevar a todos la luz del amor de Cristo. -Su luz, ¡no la nuestra! ¡Llevarle a Él, no a nosotros mismos!”.