Se encuentra usted aquí
La provincia claretiana de Santiago clausura la visita canónica generalicia
El colegio Corazón de María de Zamora acogió a mediados de mayo una misa de final de curso de los oratorios presidida por el P. Carlos Sánchez. Antes, el misionero que sirve a la congregación desde el gobierno general de Roma como prefecto de espiritualidad y vida comunitaria estuvo en Salamanca, Aranda o Vallecas, y después viajó a Zürich, León y Galicia. Ayer, el religioso finalizaba la visita canónica generalicia que a nuestra provincia le correspondía. Junto al P. Sánchez también nos visitaba el Hno. Carlos Verga, prefecto de pastoral juvenil vocacional, pues entre ambos se repartieron las comunidades y presencias de los misioneros de Santiago en España. Vergas ha estado en Rusia este pasado mes de mayo, además de en Asturias y en las posiciones de la costa del Mediterráneo, como Valencia y Alicante.
Así, desde el pasado 10 de abril hasta el día de ayer, -en que los prefectos generales pusieron rumbo a Roma- los hermanos en sus comunidades han recibido con fraternidad la visita canónica. Los visitadores se han reunido, además de con cada uno de los misioneros, con algunos colaboradores claretianos y con otros tantos educadores de nuestros colegios. Los religiosos en sus encuentros con los hermanos de nuestras comunidades locales han tomado el pulso a las realidades y desafíos que se presentan en nuestra cotidianidad de consagrados.
La visita canónica es un espacio privilegiado de comunión, es momento para hacernos sentir partícipes a todos de la vida de la Congregación. Es una oportunidad para compartir los esfuerzos de los colaboradores, favoreciendo así el sentido de universalidad de la obra de Claret, mostrando cómo, de un modo natural y sencillo, venimos realizando la misión que en cada área de apostolado se lleva a cabo en el día a día.
A buen seguro Sánchez y Verga habrán constatado tanto la entrega a la misión como la acogida y el cariño que les hayamos dispensado. Junto a ellos, la provincia ha podido abrir espacios al gozo compartido, reforzando nuestro compromiso carismático. No solamente hemos revisado nuestros proyectos y formas de trabajo, sino que, de la mano de nuestros hermanos hemos vuelto a dar gracias a Dios por el don de la misión claretiana.