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Mons. Vicente Martín, en el Encuentro de Delegaciones de PROCLADE: “Sigamos abriendo caminos de esperanza”
“Como cristianos estamos llamados a dar razón de la esperanza desde la fuerza de la caridad que todo lo transforma”. Con estas palabras, el obispo auxiliar de Madrid, Mons. Vicente Martín, animaba en la mañana de hoy a seguir construyendo espacios donde se trabaje a favor de la dignidad de las personas más vulnerables. Y lo hacía en el contexto del Encuentro de Delegaciones de Fundación Proclade, que comenzó el pasado viernes en nuestra casa de Colmenar Viejo y congregó a un nutrido grupo de personas venidas de casi todos los puntos de nuestra provincia.
“Vivimos en un mundo herido, al que le falta la conciencia del ‘nosotros’”, comenzaba el prelado su conferencia, pronunciada al hilo del próximo Jubileo de la Esperanza, “y con la cual el papa Francisco nos invita a implicarnos en la dinamización de la vida de la fe de la Iglesia”, subrayaba. “En la bula, el Santo Padre, habla de los signos de esperanza en el mundo, los cuales tienen que ver con las esperanzas de los más pobres”. “Colectivos por los que la Iglesia trabaja en clave de justicia social y que conectan directamente con la labor de vuestra oenegé”
“En España, once millones de personas se encuentran en situaciones de exclusión social, y tres millones de familias se quedan en pobreza severa tras pagar los suministros más básicos”, expuso Mons. Martín. “En medio de este escenario, trabajamos por seguir abriendo caminos de esperanza”, proseguía.
Vidas fecundadas de esperanza
Y de tal modo, desde una perspectiva teológico-social, el prelado subrayó la importancia de la reflexión, la oración, y la integración en nuestra espiritualidad del compromiso que como bautizados adquirimos con los más vulnerables. “Pero para ello, nuestras vidas necesitan fecundarse de esperanza”. “No renunciemos a caminar en ella”, exhortaba.
“La esperanza cristiana es fruto de la convicción de que Dios siempre cumple sus promesas”. “Nuestra esperanza es activa, militante, va sembrando por el camino de la vida encuentros y cuidados”, recalcaba Mons. Martín. “Porque mirad, ninguno somos imprescindibles, pero mientras estemos aquí seamos responsables”, aconsejó. “Lo que no hagamos nosotros no lo van a hacer otros”.
Y nuestra responsabilidad nos coloca en primera línea, “casi podríamos en la vanguardia”, porque, a ojos del conferenciante, de larga trayectoria en instituciones como Cáritas, “muchísimas personas pedirán entrar en la Iglesia llamando a la puerta que a nosotros nos ha tocado abrir, la de la acogida, la de la fraternidad. “Los pobres tienen necesidad de Dios y por eso necesitamos ser signos de esperanza para ellos”.
Salir al encuentro
Pero los caminos de esperanza piden “salir al encuentro de las gentes”. “Tenemos que callejear, sabiendo que cada diálogo sanador es sacramento de esperanza”, recalcaba el experto. “Mi experiencia es que si no hay vínculo es imposible ofrecer nada”, se sinceró. “Necesitamos vínculos que cuiden y cuidados que vinculen”,.
A renglón seguido, Mons. Martín reclamó un compromiso serio “para estimular a las instituciones públicas y presionar, si fuera necesario, para que cumplan su deber”. “La esperanza se abre caminos donde se vive el compromiso por el bien común”, recalcaba.
Y el bien común lleva a dos propuestas, la cultura del cuidado y la cultura del encuentro. “Tratemos de descubrir ambos elementos como los dinamizadores más propicios en nuestra apuesta por la vida”. “Necesitamos convertirnos a la fraternidad, y dar el paso de las comunidades formales a comunidades fraternales”, apostilló.
Finalmente, el pastor de la archidiócesis de la capital animó a aprender a conjugar el verbo ‘esperanzar’: “Pues nuestra esperanza no viene del verbo esperar”. “Esperanzar es levantarse, es ir detrás de alguien, es no tirar la toalla, es juntarse con otros para hacer de otro modo”. Dicho en cristiano, “la esperanza tiene razón de ser porque Dios está viniendo ahora, de manera callada en gestos y en la capacidad de resistencia de los más frágiles”. “Y está viniendo cuando nos dejamos afectar por el dolor de nuestro hermano”, finalizó.