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Acompañar la fragilidad. La unidad pastoral ‘Corazón de María’ sigue creciendo
En el último ‘video del Papa’, Bergoglio fija la mirada en las parroquias y nos anima a replantear con audacia “el estilo de nuestras comunidades parroquiales”. El breve comunicado de Francisco continúa pidiendo oraciones “para que, poniendo la comunión en el centro, las parroquias sean cada vez más comunidades de fe y de acogida a los más necesitados”. Aquello que el Papa espera, es decir, que la misma Iglesia viva entre las casas de sus hijos y de sus hijas y esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, se percibe claramente en la última iniciativa que el misionero Jorge Domínguez, al frente de la unidad pastoral ‘Corazón de María’, lleva días ideando. “Quiero poner en marcha un proyecto de acompañamiento a personas mayores, a aquellos que tengan enfermedades crónicas o algún tipo de discapacidad”, explica. Para ello, busca voluntarios que estén dispuestos a acompañar, escuchar, ayudar y compartir su tiempo con otros. “No queremos pasar de largo”, incide el claretiano.
Este proyecto de acompañamiento se enmarca en la pastoral de la salud de la unidad pastoral, y ha tenido en cuenta la situación socioeconómica de los barrios de la zona. “El barrio de La Ventilla – Tetuán, en Madrid, es un territorio donde existe una estrecha relación entre vulnerabilidad, pobreza, bajos recursos, mala adecuación de la vivienda y posibles enfermedades, empeoramiento de estas y mal control de las mismas”, señala Domínguez. Además, “en el caso de personas con escasa movilidad, la ausencia de ascensor en edificios obliga a un aislamiento social muy importante, condicionando de forma muy negativa su vida de relación con otras personas y el entorno”, redunda. “Hemos detectado esta realidad y queremos acercarnos a todos los que la sufren”, por ello, están publicitando un teléfono (680 21 81 17) “para que las personas que nos necesiten puedan solicitar acompañamiento”.
El objetivo de este proyecto quiere aliviar el daño de esta pandemia silenciosa, abordando sus consecuencias desde tres ópticas diferentes: física, emocional y espiritual. “Precisamos a un buen número de personas, pues queremos realizar diferentes actividades de apoyo, que van desde visitas frecuentes y acompañamiento a citas médicas u otras gestiones, hasta prevenir el aislamiento creando redes de apoyo”. Finalmente, “queremos que todos se sientan parte de la comunidad cristiana de nuestra unidad pastoral”. “Todos debemos ser conscientes de la fragilidad que tenemos en nuestro barrio”, concluye.