Carlos Puerto y Dayas Thomas: “Gracias, Señor, por habernos escogido para ser tus mensajeros y servidores”

Hoy sábado 1 de julio la parroquia San Antonio María Claret de Madrid ha acogido gozosamente la celebración de una ceremonia de ordenaciones claretianas. Así, en un ambiente de profundidad por el compromiso que están adquiriendo los misioneros que se ordenan, y sobre todo, inmersos en un sentimiento de agradecimiento con mayúsculas, la provincia se alegraba por la llamada y el camino recorrido de Carlos Puerto, ordenado presbítero, y de Dayas Thomas, ordenado diácono.

“Nos comprometemos a contribuir en esta grande obra que es dar a conocer el amor de Dios a toda criatura, dejando que Él se revele en cada vida. También en las nuestras”, expresaron los misioneros al término de la celebración. Así, su testimonio es una señal de esperanza y una invitación para vivir desde la gratitud a Dios por tantos dones recibidos: la vocación claretiana, la porción de pueblo que les será encomendado y el ministerio conferido. “Queremos agradecer a Dios su infinito amor y paciencia para con nosotros”, manifestaron ambos. “Gracias, [Señor], por habernos escogido para ser tus mensajeros y servidores”, proseguían. “Esperamos, con tu ayuda, ser capaces de proclamar con nuestra vida tu mensaje de esperanza y hacerte presente en el mundo”. “Sigue transformándonos para que podamos darte a conocer tal cual eres y, junto a nuestros hermanos, llegar a ser tal como nos has soñado”, pidieron al unísono.

“El ministerio es un servicio para hacer fecunda la paternidad divina, para incrementar y dilatar la historia de amor y de misericordia cuyo protagonista es Dios mismo”, comenzó en su homilía el Card. Aquilino Bocos, que presidió la celebración. Junto a el prelado, concelebraron los misioneros PP. Adolfo Lamata Muyo, superior mayor de los claretianos de Santiago, y el obispo emérito de la diócesis de San Pedro Sula, Mons. Ángel Garachana.

“Las Constituciones [de la Congregación Claretiana] que un día profesasteis son un precioso memorial de cómo habréis de vivir vuestro ministerio”, proseguía exhortando Bocos, dirigiéndose directamente a los ordenandos. “Lo que comporta el ministerio del diácono es que al configurarse con Cristo, Dayas, no tienes un servicio, sino que te haces servicio”.

“Al hablar del presbiterado, -continuaba el cardenal claretiano apelando a Carlos Puerto- las Constituciones recogen las indicaciones que ofrece la Plegaria de la ordenación, y así la unción del Espíritu que recibes hoy te habilita para ser servidor de la gloria del Padre, servidor de la Palabra y servidor de la vida en el Pueblo desde la proximidad y ejerciendo la compasión”.

“El momento social, cultural, político y eclesial que vivimos está lleno de desafíos. También de oportunidades. Es la hora de Jesús y es nuestra hora también”, recalcaba Bocos. “Queridos Carlos y Dayas, mirad a san Antonio María Claret, vuestro padre y ejemplo de vida sacerdotal misionera. Que os apremie la caridad de Cristo. Mostrad en todo momento la belleza y la alegría de ser amados por Dios en todos los escenarios que frecuentéis. Hoy son especialmente necesarios ministros que contagian libertad, armonía interior, vida teologal y caridad fraterna”.

En todo instante en la celebración se palpaba una gran cercanía y un sentimiento de expansiva alegría expresada también en todos aquellos que quisieron acompañar a Carlos y a Dayas. Así, más de cuarenta hermanos claretianos con el gobierno provincial al completo se desplazaron desde sus comunidades a la parroquia San Antonio María Claret de la capital. Misioneros venidos de Logroño, de Valencia, Zamora, Colmenar Viejo u otros barrios de Madrid se congregaron para compartir junto a un nutrido grupo de laicos, familiares y amigos este nuevo paso en la vida misionera de los religiosos.