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Basida y los Claretianos
Basida es una gran familia. La forma una comunidad cristiana, que desde los años 90 quiso servir a los más necesitados; la forman todos los residentes que viven en alguna de sus tres casas (Aranjuez, Manzanares –Ciudad Real- y Navahondilla –Ávila-); y también todos los voluntarios que están o han estado ayudando alguna temporada.
Entre ese último grupo estamos los Claretianos. Desde muy al comienzo, grupos de jóvenes acompañados por algunos Claretianos han participado en diversas tareas a lo largo de algunos periodos, en especial en verano y en Semana Santa, conviviendo con la comunidad y los residentes.
El domingo 14 de diciembre se celebró el XXIV Aniversario del origen de esta familia. Bajo el lema “Basida, 24 años tendiendo puentes hacia la vida” se pretendía poner en valor la vocación de Basida de ser, para todos aquellos que llaman a su puerta, puente hacia nuevas realidades y oportunidades. También se ha querido destacar lo importante que es el voluntariado. Y por ello, tuvo lugar un homenaje a algunas de las entidades que han sido para Basida puentes solidarios y fuentes de voluntariado. Entre ellas, los Misioneros Claretianos. La entrega de los reconocimientos fue realizada por el presidente del Consejo de Estado, D. José Manuel Romay Beccaría, desde hace años colaborador de Basida.
He aquí la crónica de una de las jóvenes que asistieron, junto a José Mª Lillo CMF, a ese homenaje.
“Este año, algunos que formamos parte del grupo de ‘Formativo’ de la Comunidad de Antiguos Alumnos del Colegio Claret de Madrid, realizamos un campo de trabajo en Basida durante 12 días de verano, que al final, se nos pasaron volando.
El 15 de Diciembre se celebra el aniversario de esta Casa de acogida. Este año caía en lunes y por ello se celebraba el fin de semana anterior. Todos los que viven allí nos habían hablado mucho del aniversario y de que teníamos que ir, que nos lo íbamos a pasar genial.
Cuando llegué el sábado, me informaron que me he perdido el concurso de tapas que habían tenido, pero que llegaba justo a tiempo para el teatro. Se trataba de una obra de enredo interpretada por los residentes y los miembros de la Comunidad, que llevaban preparando desde el verano. Después de la cena hubo un concierto dado por el grupo que forman algunos de la comunidad.
Al día siguiente, por la tarde, había previstos dos eventos: el homenaje y las actuaciones.
Este año, el homenaje iba dirigido hacia las entidades que más les han surtido de voluntarios a lo largo de su historia, y de entre las 4 agraciados se encontraban los CMF, que desde 1994 llevan asistiendo en verano con campos de trabajo, ayudando en todo lo que se les pide y viviendo una experiencia que quien la ha vivido no la olvida nunca y desea repetir cuanto antes.
Después fueron las actuaciones de varios residentes: imitaciones, bailes...
Apenas estuve 36 horas, pero muy intensas y con mucha alegría de volver después de 4 meses. Sin duda, volveré lo antes que pueda."