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CARDENAL FRANC RODÉ A LOS CLARETIANOS: GRATITUD Y ADMIRACIÓN
Reconocimiento del Cardenal Prefecto de la CIVCSVA a la labor de los Claretianos en favor de la Vida Consagrada MADRID. 02.02.08. “Quiero dar las gracias a los Misioneros Claretianos -en nombre de la Iglesia- por lo que han hecho, por lo que hacen y por lo que harán en un futuro por la vida Consagrada". Con estas palabras se dirigió su Eminencia el Cardenal Frank Rodé (Prefecto de la CIVCSVA) a los numerosos religiosos y religiosas presentes en el acto de presentación editorial que, como cada año, Publicaciones Claretianas (Madrid) viene organizando en Roma en vísperas de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. El Cardenal se hizo presente en el salón de actos del Claretianum para -según sus propias palabras- "agradecer y mostrar mi admiración por la congregación de los Misioneros Claretianos". "Desde que ocupo el cargo de Prefecto de la Vida Consagrada -afirmó el Cardenal- me doy cuenta y admiro lo que representa la congregación de los Claretianos en este campo de la vida de la Iglesia". Publicaciones Claretianas, con la colaboración de la librería Alma Roma y el Instituto de Vida Consagrada de Roma convocó este acto que tuvo lugar el día 31 de enero. En él se presentó el libro: "La autoridad en la Vida Consagrada", del claretiano P. Severino-María Alonso, en el que intervinieron el autor, el editor y Josu Mirena Alday, director actual del Claretianum. Su Eminencia, el Cardenal Rodé, quiso manifestar al P. Josep M. Abella allí presente, y a todos los claretianos, su “gratitud y admiración” por esta congregación que cuenta con "tantos ilustres canonistas y especialistas en la teología de la Vida Consagrada". Al finalizar el acto, el P. Fernando Prado, director de la editorial, en nombre del P. General y de todos los Misioneros Claretianos, obsequió al Cardenal con una reliquia de San Antonio María Claret, invitando a Su Eminencia a unirse durante este año a la celebración del segundo centenario del nacimiento del P. Claret. Agradecido por el detalle, el Cardenal Rodé besó la reliquia y manifestó con afecto "sentirse todavía más ligado a la familia religiosa de los Claretianos".