Salvador Ferrandis, en su ordenación diaconal: “Quisiera vivir entregando cada gota de amor”

El pasado sábado 1 de febrero, día en que celebramos la memoria litúrgica de los Mártires Claretianos de Barbastro y recordamos su intercesión para ser fieles a nuestra vocación misionera, nuestro hermano Salvador Ferrandis fue ordenado diácono en la parroquia St. Peter and Paul de Zúrich. Una ceremonia que contó con la presencia del P. Adolfo Lamata, superior mayor de esta provincia, que viajó al Cantón de Suiza junto al ecónomo provincial, P. Ángel de la Parte. Además, junto a Salvador se encontraban sus hermanos de comunidad, su familia de sangre, un grupo de laicos vinculados a nuestra Misión y el vicario general de la diócesis, que acompañaba a Mons. Josep Mª. Bonnemain, obispo de Coira y presidente de la celebración. La ordenación también pudo seguirse de manera online a través de internet.

El prelado, de ascendencia española aunque afincado en Suiza desde 1981, comenzó sus palabras citando a san Pablo en su epístola a los Romanos -“Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?”- para hilvanar desde este punto una homilía que giraba en torno a una vida gastada en el servicio a los demás, a una vida diaconal “donde puedes estar seguro de que el Señor estará contigo”. “Como diácono, querido Salvador, -proseguía el pastor- disponte a ser cercano a todo lo humano y terreno. Permanece al cien por cien en el mundo y en la historia concreta de nuestros tiempos”, aconsejaba.  

“Dios desea que seamos protagonistas de la historia junto a mujeres y hombres de todas las clases y condiciones que transitan día a día por los caminos de la vida. Seamos todos, sé tú, Salvador, como diácono, un caminante con los caminantes, un peregrino con toda la Iglesia peregrina, y no te distancies nunca. Ama el mundo, y sírvelo sin mundanizarte”, exhortó.

Lleno de alegría, ilusión y esperanza, el recién ordenado diácono, Salvador Ferrandis, pronunció unas breves palabras de acción de gracias: “Este Dios todopoderoso nos mostró que el verdadero camino del amor es el del servicio hasta entregar amorosamente la vida”, comenzaba. “Qué bien lo saben nuestros hermanos mártires Claretianos de Barbastro, imitando al único Maestro”, explicaba para pasar a leer un fragmento de la carta de Faustino Pérez a la Congregación. “Así quisiera vivir este tiempo de diaconado, sirviendo con el corazón, entregando cada gota de amor. Sirviendo a Dios en el altar también a mis prójimos en el altar de la vida. Como diría san Ignacio de Loyola, en todo amar y servir”, concluyó el misionero.