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“Diré con la verdad todo lo que pueda decir con caridad”
“Lo cierto es que he consultado pocas hemerotecas. Han sido unas Memorias escritas prácticamente de memoria”. Así, con un discurso vivo y cargado de fuerza, el Cardenal Fernando Sebastián, CMF presentaba en la mañana del 5 de febrero su libro editado por Ediciones Encuentro. Tal como minutos antes nos anunciaba a los más de 70 asistentes el cardenal Ricardo Blázquez, presentador del libro, “Fernando es una persona sin dobleces, que habla sin apoyarse en ningún guion y se expresa sin morderse demasiado la lengua”.
Junto a ellos en la mesa se sentaban también el Presidente de Ediciones Encuentro, D. José M. Oriol y el periodista, abogado y político, D. Eugenio Nasarre. Este último quiso abordar el acto desde el punto de vista histórico de la España de la Transición, que fue el punto de partida de su andadura política y en la que conoció más de cerca a principios de los años 80, al que fuera recientemente nombrado obispo de León, P. Fernando Sebastián.
No pasó desapercibido el asunto de la Educación. Primero desde la mirada del presidente de la CEE, por lo que respecta a la Universidad Pontificia de Salamanca –“dejó una huella profunda. Su inteligencia y decisión le han ayudado siempre a percibir las líneas de fondo que hay tras cada suceso”- y después desde el punto de vista de Eduardo Nasarre, que conocía el tema de primera mano dada su época como Secretario General de Educación.
Y junto a la vida política de España, el otro gran tema que ha marcado la vida del religioso es el Concilio Vaticano II -“fue una gran esperanza. Yo lo necesitaba antes de que la Iglesia lo convocara”- aunque indisolublemente unido con el contexto social de aquellos años: “mi generación intentó aplicar el Concilio Vaticano II a la época histórica que estábamos viviendo”.
¿Y las dificultades? “Siempre es difícil escribir unas memorias veraces. Por un lado no quería defraudar las expectativas que yo mismo me había marcado, pero ¿cómo contar ciertas cosas? Así que me propuse no cruzar dos líneas rojas: diré sólo la verdad. Pero sin faltar a la caridad”