Se encuentra usted aquí
Los claretianos de Santiago cierran su comunidad de misioneros de Aranda del Duero
La permanencia de la Congregación de los Misioneros Claretianos en Aranda del Duero continuará a través del colegio Claret Aranda; sin embargo, la provincia claretiana de Santiago ha comunicado formalmente al arzobispo de la archidiócesis de Burgos, D. Mario Iceta Gavicagogeascoa, su decisión de cerrar la comunidad de misioneros de Aranda del Duero. Así, la continuidad del servicio ministerial y pastoral que se presta a los fieles en la iglesia que tiene como titular al Corazón de María llegará a su fin en la última semana del próximo mes de septiembre.
El cierre de la comunidad se enmarca en el proceso de reestructuración de presencias claretianas en nuestra provincia religiosa. De tal modo, el gobierno provincial está dando respuesta al descenso del número de misioneros, procurando concentrar nuestros efectivos en otros lugares para poder garantizar la naturaleza de nuestra forma comunitaria de vida. “Es una decisión que tomamos con dolor y tristeza porque han sido muchos los claretianos que han dado su vida en la evangelización y educación de esas tierras, y muchos son los claretianos originarios de la Ribera”, epresan desde el gobierno de la provincia.
Centro educativo
El colegio Claret de Aranda es y seguirá siendo una actividad de la provincia claretiana de Santiago, y aunque no haya una comunidad de religiosos, el colegio seguirá siendo directamente gestionado por los Misioneros Claretianos. Dicha gerencia nace de nuestro empeño en seguir ofreciendo una educación de calidad desde el ideario claretiano y los valores que nos identifican. Por ello hace más de un decenio se puso en marcha el Equipo de Titularidad (ET) de nuestros centros educativos, que coordina toda la actividad de nuestra red de colegios liderando desde nuestro ideario la implantación del proyecto educativo claretiano y haciéndose presente en el Equipo directivo del Colegio.
“Como decimos, no es nueva esta forma de trabajar en el colegio de Aranda de Duero”, refiere el gobierno provincial. “Hemos hecho un esfuerzo a lo largo de estos últimos años para abrir cauces que dieran lugar a sólidos planes de actuación en todos los ámbitos de la vida colegial (pastoral, pedagógica y administrativa), los cuales han permitido configurar una acción educativa integral con carácter plenamente evangelizador”.
Por tanto, el colegio Claret Aranda continuará trabajando con la misma pasión docente que lo ha venido haciendo siempre, contando con la presencia y el respaldo claretiano y ocupando los mismos espacios tanto para el colegio como para la escuela de educación infantil.
Con el cierre de la comunidad, los tres claretianos que ahora mismo están allí irán a otras comunidades de la provincia de Santiago. Del mismo modo, otros claretianos de fuera de Aranda se trasladarán para acompañar la vida pastoral del colegio y su funcionamiento.
Estos últimos 126 años
Si los claretianos han contribuido a escribir un bello capítulo en la historia de Aranda durante estos últimos 126 años se debe a la confianza depositada y a la acogida que han recibido de las gentes de esta tierra desde el primer minuto. Los arandinos supieron sintonizar con la congregación y encontrar en la espiritualidad cordimariana una forma de vivir y actuar cristianamente. Han sido años de predicación popular, de catequesis o de dirección de asociaciones entre las que han destacado la Archicofradía del Corazón de María, la Legión de María, la visita domiciliaria y la adoración nocturna. También, en contacto con los claretianos, nació el Orfeón Arandino “Corazón de María”. Otro tanto cabe decir de la asistencia espiritual a las comunidades religiosas y de la ayuda a las parroquias de los pueblos de la Ribera. En contacto con los claretianos muchos niños y jóvenes descubrieron la llamada a la vida consagrada o al ministerio sacerdotal.
En las aulas del Claret Aranda, en los comienzos Colegio Corazón de María, se han formado muchas generaciones que siendo después padres han transmitido a sus hijos los valores humanos, sociales y cristianos en los que ellos fueron igualmente educados. Hoy, los claretianos prolongan su presencia para seguir desempeñando esta misma labor entre las familias. Este es nuestro compromiso para el futuro, y para ello queremos expresar nuestra voluntad de continuar colaborando con todos. Esta es la mejor forma que tenemos de agradecer la acogida de la Congregación en Aranda y la Ribera, su comprensión y su solidaridad.