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Una fiesta de la vida misionera
Cinco jóvenes comienzan en Colmenar Viejo la experiencia de postulantado
Siempre hay motivos para agradecer al Dios de la Vida su acción sobre nosotros. Y los discípulos de Jesús debemos tener siempre motivos para seguir queriendo enraizarnos más en Él, para que nos haga fecundos. Esto fue lo que celebramos en nuestra casa de Colmenar Viejo el 29 de septiembre. En el marco de la Eucaristía tuvo lugar el acto de admisión e inicio del postulantado para José Salgado (Monzón-España), Antonio Carreras (Salamanca-España), Francis Gao (Pekín-China), Jorge Ruiz (Segovia-España) y Denís Malov (Murmansk-Rusia), presidido por el P. Manuel Tamargo, Superior Provincial de Santiago.
Acompañados por las comunidades claretianas de Colmenar, los participantes del Encuentro con Claret y algunos familiares, los nuevos postulantes celebraban este nuevo paso en su camino de discernimiento y discipulado. En la homilía, el P. Tamargo les invitó a ser cada vez más de Él, empapándose de su Presencia como hizo María, profundizando en la oración y en la vida en comunidad. Ellos, por su parte, declararon su intención de comprometerse en el descubrimiento del Tesoro que Dios mismo les ofrece. Recibieron la Biblia con la que han orado y meditado en los últimos años, siendo la testigo de su camino vocacional, para que desde la Palabra y en la Palabra disciernan cómo Dios les sueña. Tras este gesto, el P. Luis Ángel de las Heras y el P. José Ramón Sanz, formadores de la Comunidad Formativa, les regalaron el llamado icono de la Vid de la Vida. Para que orando con este icono sepan echar raíces en la Congregación que les acoge y, sobre todo, arraiguen su vida en Cristo. Sintiéndose sarmientos, como los discípulos, podrán reconocer que, sin Él, sin la Vid Verdadera, nada son y nada pueden. Y delante de la comunidad convocada a esta Fiesta de la Vida Misionera, firmaron su declaración personal como postulantes. En ellas se recoge la intención de iniciarse un día en la vida misionera claretiana si así es el querer de Dios.
Que desde la apertura a su Palabra, la oración asidua y la vida comunitaria, encuentren la voluntad de Aquel que les ha llamado a seguir a Cristo. Pidamos por ellos y alegrémonos porque el Amor de Cristo sigue urgiendo en jóvenes que se arriesgan a seguirle.