Apertura del curso en nuestros colegios mayores: encontrando juntos caminos nuevos

Coincidieron las fechas para que la inauguración del curso académico 2020/2021 en los colegios mayores de nuestra provincia claretiana de Santiago se diera más o menos a la par que la promulgación de ‘Fratelli Tutti’, la última encíclica del papa Francisco. ‘Todos hermanos’, es más que un slogan apropiado para enfrentar las necesidades de este curso que comienza. Tal y como sintetizaron los discursos de los directores de estas dos instituciones universitarias, la fraternidad con la que viven nuestros colegiales apunta a una solidaridad y colaboración de todos, a una responsabilidad común.

 “Señores colegiales, empezamos un curso en que la conciencia y la responsabilidad son más importante que nunca. Vosotros escribiréis el futuro de esta institución”. Con estas palabras, D. Gabriel Beltrán Sánchez, director del colegio mayor Alcalá, arrancó la apertura del Acto Académico en la tarde del pasado viernes 25 de septiembre. Beltrán, que también desempeña el cargo de presidente de la Asociación de Colegios Mayores de Madrid, confirmó a los colegiales en los valores del Alcalá, mostrando su cercanía para seguir construyendo juntos este espacio privilegiado de formación de la juventud. “Quizá este vaya a ser el curso con mayor nivel de incertidumbre al que hayamos podido enfrentarnos, […] y por ello, hoy más nunca, la convivencia, la formación y el crecimiento personal no deberán verse sustituidos por egoísmos o sentimientos de indiferencia”, advirtió. Opiniones que fueron secundadas por los componentes de la mesa presidencial, en esta ocasión el P. Adolfo Lamata, vicario provincial y prefecto de apostolado de esta provincia claretiana, y D. Luis Cabezudo Molleda, médico de profesión y antiguo colegial del Mayor, y encargado de impartir la lección magistral. Más tarde, este especialista en medicina interna, fue distinguido con una placa conmemorativa en agradecimiento no solo a su persona, sino extensible a todo el personal sanitario por su trabajo en esta crisis del coronavirus.

El acto de inauguración de este curso no sería tal sin echar la vista atrás y reconocer lo vivido el curso pasado. La novedad y la frescura que traen los colegiales que pasarán en el Mayor estos próximos meses se unió en este acto a los más veteranos, a los cuales les fueron impuestas becas y distinciones académicas, conjugando en todos ellos pasado y presente con el fin de construir futuro. Y el consiguiente anuncio de la máxima distinción concedida por esta institución no hizo sino abundar en esta idea. De tal manera, Adolfo Lamata Muyo, misionero claretiano, recibió la Beca de Honor con la que se quiso poner de relieve “su gran aportación al desarrollo del proyecto educativo del Mayor y su sosegado e incondicional apoyo”. Lamata ha hecho posible con su presencia y dedicación que la vida en el Colegio Mayor haya sido vida colegial, vida de hogar desde el comienzo y aún en medio de unos meses que transcurrieron por caminos entonces desconocidos.

Una semana más tarde, el viernes dos de octubre, llegó el turno del Acto de Apertura del curso en el Colegio Mayor Jaime del Amo, ubicado en la misma ciudad universitaria de Madrid y primo hermano del Alcalá, también en lo que respecta a tiempo de retos y oportunidades que este año brindará a todos. La lectura de la Memoria del curso anterior fue escuchada por el Consejo del Mayor y un reducido número de colegiales en un auditorio con notorios asientos vacíos, situación obligada de las medidas nuevas de seguridad para frenar la expansión del virus. El resto de asistentes que en otras circunstancias hubiera tenido presencia junto a ellos tuvo que acompañar esta vez el acto desde otras salas en que fue retransmitido. En este contexto, el discurso inaugural del director del Jaime del Amo, el misionero Teodoro Bahíllo, resultó una llamada a la creatividad y al apoyo y crecimiento común: “Sentimos el riesgo y la incertidumbre, pero no nos vamos a dejar atravesar por el miedo […] No es tiempo para desesperanzas porque esta situación se alarga, ni lo es para añorar cosas que otros años podíamos hacer y ahora no. Con responsabilidad, no vamos a dejar que el miedo a la pandemia bloquee nuestras iniciativas, nuestra convivencia. Hemos vuelto. Es el momento de volver a tejer historias juntos”, subrayó. Momentos antes, el Dr. Eduardo de Frutos, responsable de la Unidad de Medicina Estética de la Fundación Tejerina y antiguo colegial de esta institución, pronunció un discurso donde también invitaba a componer futuro. El aprendizaje académico, unido a los saberes que da la convivencia en el Mayor serán garantes de esta cosecha.

El acto de apertura también contó con la celebración de la eucaristía, broche de oro para clausurar esta jornada, y que en esta ocasión, día de los Ángeles Custodios, estuvo presidida por Adolfo Lamata, presente también en este acto desde el principio. El vicario provincial, acompañado en el altar por toda la comunidad del Colegio Mayor, subrayó dos ideas a partir de las lecturas: dejarse acompañar por nuestros ángeles, presencia de Dios entre nosotros para así saber poner en práctica uno de los valores fundamentales en la convivencia de nuestro Colegio Mayor, esto es, cuidar de los pequeños, de los más débiles, de los que a priori parecen contar menos.

Universitarios que tienen por delante un nuevo curso por vivir. Colegiales llamados a recoger la pesca del año pasado y subir en la barca del Jaime del Amo para cruzar por aguas que no siempre serán tranquilas. Equipo directivo, de Pastoral y Consejo Colegial invitados, codo con codo, a bogar mar adentro. Para todos ellos pronunció Adolfo Lamata la apertura oficial del curso académico 2020-21. ¡Duc in Altum!