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Una marcha a la Virgen del Corazón en Alto en el Puerto de Navacerrada culmina el curso pastoral del colegio Claret de Segovia
Fue en torno a finales de los años sesenta del siglo pasado, durante una marcha por la montaña, cuando a un grupo de antiguos colegiales del Claret de Segovia les empezó a rondar la idea de coronar algún lugar cercano a los Siete Picos con una talla de la Virgen. Dicen las crónicas que este grupo de senderistas pensaba en ubicarla donde hace tiempo hubiera una efímera torre del telégrafo óptico, punto bien conocido por todo aficionado a disfrutar de los deportes de montaña en el entorno de Navacerrada. Pasaron algunos meses, corrió el ‘boca a oreja’, y la iniciativa llegó hasta los oídos del misionero Francisco Rodríguez Radillo, que acababa de estrenar destino en Madrid, en concreto, al frente del Colegio Claret en la capital, y que dejaba la encomienda de dirigir nuestro centro educativo en Segovia. Fue su empuje y decisión lo que permitió poner en marcha el proyecto, hablando con unos, mediando con otros y contando con la colaboración de todos. ‘Hoy empieza una grande obra’, expresó el P. Rodríguez. Con esta idea no solo buscaba honrar a la Madre, sino también hermanar los colegios claretianos de Madrid y Segovia. Por ello, ubicó la escultura de la Virgen, hecha en bronce y de metro y medio de alto, en la frontera exacta entre las dos ciudades. Era el 5 de junio de 1967. El mismo P. Rodríguez la bendijo y se procedió a colocarla sobre un pedestal de granito donde se grabaron unos versos del P. Macario Díaz y las siglas de la Congregación: CMF. La prensa local destacó la solemnidad del momento pese a las inclemencias del tiempo, que no impidieron que sobre la roca luciera a partir de entonces la Virgen del Corazón en Alto.
El pasado sábado, cumplidos cincuenta y cinco años de esta iniciativa, el P. Diego González, misionero, coordinador de pastoral del colegio Claret en Segovia, congregó a un nutrido grupo de alumnos del centro educativo, que en torno al mediodía llegaron a la talla de la Virgen tras unas horas de marcha por la montaña. Un emotivo homenaje al Inmaculado Corazón de María, que fue también cierre de curso del Centro Juvenil Claret. Un broche de oro que ha puesto en valor el trabajo de todo este año, y también el de tantos misioneros y amigos que nos han precedido con su esfuerzo, propagando el culto y las devociones a la Virgen en tan diversos lugares, dejando su impronta en cada uno de ellos.