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‘¿Para quién soy?’: promoviendo los distintos caminos vocacionales
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“Pidamos una mirada capaz de percibir la necesidad del hermano, no en abstracto, sino en lo concreto de unos ojos que se clavan en nosotros […] Lleven a Dios allí donde Él los envíe, esa es nuestra vocación”. Con estas palabras el papa Francisco saludó al Congreso de Vocaciones en el inicio de la tarde de su puesta de largo, el pasado viernes 7 de febrero. Un evento que reunió a más de 3000 religiosos, sacerdotes y laicos bajo el lema ‘¿Para quién soy?’ en el espacio Madrid Arena de la capital de España.
De tal modo, el nuncio en España, Mons. Bernardito Aúza fue el encargado de leer el mensaje enviado desde un escenario presidencial que era compartido con el presidente de la conferencia de los obispos españoles, Mons. Luis Argüello; su vicepresidente, el Card. Cobo y la presidencia de la conferencia española de religiosos, formada por Jesús Díaz Sariego y Lourdes Perramon. Además, junto ellos se encontraban representantes de los diferentes movimientos laicales de nuestro país, y más de medio centenar de obispos. De parte de nuestra provincia, en diferentes momentos y moviéndose por distintos espacios, pudo verse a los misioneros Salvador León, Luis Arribas, Miguel Ángel Velasco, Gonzalo Fernández Sanz, Juan Lozano, Abel M. Pino, Luis Manuel Suárez, que formó parte activa de la organización de todo este trabajo, -y del previo al congreso-, desde la encomienda recibida en CONFER, y Antonio Bellella, que se encargó de moderar una mesa redonda en la que el sábado por la mañana pudieron compartirse experiencias diversas de la vida consagrada como una llamada comunitaria. Del mismo modo, también pudieron verse a diversos misioneros venidos de otras provincias claretianas con presencia en España, además de otros miembros de nuestra familia carismática, como representantes de Filiación Cordimariana o de Seglares Claretianos.
Pero volviendo al viernes, primer día de congreso, el religioso jesuita Alfonso Alonso-Lasheras y la periodista Ana Samboal pronunciaron a dos voces la ponencia inaugural, subrayando la misma idea lanzada por Bergoglio, y añadiendo, eso sí, la razón de la puesta en marcha de este congreso que se extendió a lo largo del fin de semana. Por tanto, el motivo último, en palabras de los conferenciantes, fue “la certeza de que Dios sigue invitándonos a todos a una existencia plena y dichosa”, explicaban. “Todos tenemos vocación, aunque algunos ‘ruidos’ ambientales no ayuden a oírla”, redundaron en las palabras de bienvenida, ofreciendo el marco propicio a este congreso. “No es, por tanto, por reacción a algo negativo, sino por la absoluta confianza de que Dios ‘sueña’ para todos y cada uno un camino de dicha verdadera y plenitud”.
Consciente de ello, y tratando de crear una cultura que genere sujetos capaces de responder a la vocación, la Iglesia española en su conjunto pergeñó un plan pastoral que se extendió desde el pasado 2021 -comenzó con aquel ‘Pueblo de Dios en Salida’- hasta hoy, puesto que con este congreso se marca un alto en el camino, procurando ofrecer una respuesta capaz de remar a favor de una nueva cultura vocacional, y sobre todo, dando un paso más allá: el que va del anuncio del kérigma a la elaboración de una respuesta. “Respondamos con la propia vida -subrayaba la periodista Ana Sabogal- al interrogante que no convoca: ¿Para quién soy yo? ¿Para qué sierve la vida, sino para a dar? ¿Qué puedo hacer por la Iglesia?”. “Seamos capaces de romper con nuestro egoísmo y salgamos a una entrega cuerpo a cuerpo con la misión”, redundaba Alonso Lasheras. A partir de ahí, el segundo gran objetivo del Congreso es impulsar y consolidar en cada una de las diócesis un servicio que anime la vida vivida como vocación y promueva los distintos caminos vocacionales.
Palabras de pastores
Es cierto que vivimos tiempos de una crisis vocacional. Pero no de vocaciones concretas, sino de la vida entendida como vocación. “Maestro, ¿dónde vives?, esa es la pregunta correcta”, apostilló al respecto el Card. Cobo en el discurso de acogida que como pastor de la archidiócesis de Madrid pronunció la tarde del viernes. Y es que “lo que realmente podemos reconocer como vocación es una llamada de Alguien para alguien”. “Somos un signo precioso de que nuestra vida tiene futuro si la vivimos como vocación”, concluía el prelado. Completando estas palabras, Mons. José Manuel Cordeiro, arzobispo metropolitano de Braga y responsable del Servicio Europeo de Vocaciones de la Comisión de Juventud de las conferencias episcopales europeas, tomó la palabra inmediatamente después y no dudó en vincular la tarea vocacional a la concreción de la misión desde la que cada uno es enviado: “Todos somos una asamblea de llamados a la misión. De hecho, la Iglesia o es misionera o no existe”, afirmaba.
Segundo día
La segunda parte del congreso trató de explicar por qué la vida es vocación, entendida como horizonte de sentido, y se ofrecieron para ello algunos rasgos e imágenes que ayuden a vivirla y a acompañar la búsqueda vocacional de otras personas. Para ello, el congreso se dividió en cuatro itinerarios, entrando a hablar de este modo del cómo crear esta cultura, el cómo cuidar y hacer crecer una serie de virtudes y ámbitos que hoy son profundamente contraculturales.
Así, el primer camino propuesto, -llamado ‘Itinerario Palabra’-, fue enmarcado por el Prof. José Luis Albares Martín, titular del Centro Universitario Cardenal Cisneros, que desde un pulcro acercamiento a la Escritura, enunció: “Dios llama, Jesús llama. Toda la Palabra de Dios es vocante”. Para el segundo itinerario, denominado ‘comunidad’, la charla marco vino de la mano de D. Eloy Bueno de la Fuente, catedrático de la Facultad de Teología del Norte (Burgos). “Hablar de comunidad en un congreso sobre pastoral vocacional es evidente y necesario porque toda vocación cristiana es eclesial y porque la vida eclesial es un dinamismo permanente de vocaciones”, comenzó el experto. “Vocación y comunidad por tanto van siempre unidas, porque se exigen y se necesitan recíprocamente”, abundaba desplegando las implicaciones y potencialidades que convergen en torno a ellas.
El tercer itinerario, el llamado ‘Itinerario sujeto’, quiso poner de manifiesto la importancia de ir formando personas que descubran su vocación como algo que configura su identidad personal. Fue planteado al congreso desde una conferencia pronunciada por M. José Castejón Giner, consagrada en el Instituto Secular Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote y expresidenta de la conferencia española de institutos seculares (CEDIS), que se propuso articular tres dimensiones esenciales para hablar del sujeto de la vocación: el Yo, el Tú y el Nosotros. “Cada una de estas dimensiones nos ayuda a profundizar en nuestra identidad, nuestra relación con Jesucristo y nuestra pertenencia a la comunidad de creyentes”. Finalmente, el último itinerario, el de la Misión, fue enmarcado con una hermosa ponencia de la Prof. M.ª Consolación Isart Hernández, de la Universidad Católica de Valencia. “Todos sabemos que la Iglesia tiene la obligación de anunciar a Jesucristo a todos los pueblos -Id al mundo entero y proclamad el Evangelio-”, comenzaba. “Lo sabemos intelectualmente, pero ¿somos conscientes de que cada uno de nosotros es misionero, que la evangelización es tarea también nuestra?”, formulaba, para a renglón seguido contestar desde las palabras de Francisco en Evangelii Gaudium: “No es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo, no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas, no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra, no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo, descansar en Él, que no poder hacerlo. No es lo mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo solo con la propia razón. Sabemos bien que la vida con Él se vuelve mucho más plena y que con Él es más fácil encontrarle un sentido a todo. Por eso evangelizamos”.
El desarrollo a los itinerarios se completó con una serie de paneles, hasta sesenta y cuatro, diseminados por el enorme espacio donde se desarrolló el congreso y en los cuales se pudo disfrutar de enjundiosas conferencias y de vivas mesas redondas. Con los testimonios y experiencias vocacionales ofrecidos en estos paneles, los congresistas pudieron corroborar la inmensa riqueza y la multitud de elementos culturales positivos que atesoramos como Iglesia, y que hemos de seguir y potenciando. Personas que han sabido hacer de su vida bendición desde la fidelidad a su vocación, y gracias a las cuales se escuchaban comentarios en el trajín de los pasillos que decían: “Nada hay más contagioso que un testimonio de lo que es la verdad última de nuestra vida”.
Tercer día
Tras el rezo de las laudes dio comienzo la jornada final presentando la ponencia final elaborada por un equipo mixto de sacerdotes y laicos, en el que nuestro hermano Luis Manuel Suárez tuvo un papel preponderante. Un texto conclusivo de estos días de celebración, encuentro, reflexión y oración que vino a proponer algunos retos para caminar como una Iglesia misionera y vocacional. “La pregunta clave para una vida cristiana es la que da título a este congreso, -‘¿Para quién soy?’-, de la cual emerge la respuesta: tu vida es para los demás”, aseveraron la abogada y periodista María Ruiz y el psicólogo Alfonso Salgado, que fueron los responsables de dar voz a esta reflexión. “La diversidad de las vocaciones enriquece a la Iglesia y muestra su comunión y misión”, proseguían leyendo el texto. “Cada vocación contribuye a la misión común de anunciar el Reino de Dios. Todos hemos sido llamados por el Espíritu a la plenitud de la vida cristiana: la santidad”.
Los presentadores de la ponencia compartieron con los presentes algunas propuestas concretas para aplicar de ahora en adelante, en lo que podría denominarse el post-congreso. Entre ellas, se puso en valor “el cuidado a quienes ya realizan un camino vocacional”. Al mismo tiempo, instaron a celebrar con más interés la Jornada Mundial por las Vocaciones y por las Vocaciones Nativas, y promover itinerarios formativos sobre acompañamiento y discernimiento, encuentros intervocacionales y una mayor presencia en medios de comunicación. “Necesitamos fomentar una organización pastoral de comunión y colaboración entre todos”, apostilló María Ruiz, animando a trabajar unidos desde el servicio de pastoral vocacional que ya está en marcha en la conferencia episcopal replicándolo en cada diócesis a nivel local.
Finalmente, a las 12.00 h. se celebró la eucaristía de envío presidida por Mons. Luis Argüello, y concelebrada por un buen número de obispos y sacerdotes. El prelado, actual presidente de la CEE y pastor de la diócesis de Valladolid, hiló una magnífica homilía desde el Evangelio que nos propuso la Iglesia para este domingo invitando a “hacer memoria de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde somos convocados”. “Duc in altum, a lo alto, a lo ancho, a lo hondo, para responder a la pregunta ‘¿para quién soy yo?’; ya sabemos la respuesta: para el Señor en los hermanos”, concluyó.
El Congreso de Vocaciones ‘¿Para quién soy?’ reunió a más de 3.000 participantes de las 70 diócesis españolas, acompañados por 65 obispos. Estuvieron representados 54 movimientos y asociaciones laicales, 120 congregaciones y 250 realidades distintas que llevan adelante la misión. El 30% de estos participantes fueron menores de 35 años. La organización contó, además, con 200 voluntarios.