Asamblea final sinodal. Juntos hacia una Iglesia más católica

La Iglesia en España concluyó la fase diocesana del Sínodo 2021-2023, “Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión”. Se trata del acontecimiento eclesial que más gente ha convocado para un trabajo continuado en la Iglesia en España: casi 220.000 personas implicadas provenientes de todos los ámbitos eclesiales y representadas el pasado sábado en Madrid por un número de ellas que superaba el medio millar. También estuvieron presentes 58 obispos, el nuncio apostólico en España, 80 sacerdotes, 360 laicos y más de 100 representantes de la vida consagrada. De parte de nuestra provincia pudo verse a los PP. Carlos Martínez Oliveras, Luis Manuel Suárez, Luis Alberto Gonzalo Díaz, director de la revista ‘Vida Religiosa’ y Antonio Bellella Cardiel, director del Instituto Teológico de Vida Religiosa.

Este recorrido sinodal comenzó su andadura el 17 de octubre de 2021, superando las dificultades de la pandemia y de la falta entusiasmo, especialmente por parte de algunos sacerdotes. Anteayer, al terminar el proceso de esta fase diocesana, los grupos mostraron su profundo agradecimiento por este tiempo vivido: un momento de gracia, construido desde la escucha mutua, activa y respetuosa, la apertura para hablar con franqueza, compartiendo experiencias gratificantes y con intercambios constructivos.

Lo más valorado ha sido el proceso mismo, es decir, una Iglesia que se encuentra para escucharse y ponerse en discernimiento, dando continuidad al camino que se emprendió en el Congreso de Laicos de febrero 2020. Es innegable que el hecho de que todas las diócesis del mundo católico convoquen sínodos como puntos de discernimiento evangélico tendrá gran repercusión. Estamos ante un movimiento auténticamente católico de sinodalidad global. 

Conectar con la humanidad de nuestro tiempo

La Asamblea llegaba a las 12.00 horas del sábado en la Fundación Pablo VI de Madrid escuchando lo que ha supuesto para las personas implicadas estos meses de experiencia sinodal. Entre los temas que han tenido una mayor incidencia en este proceso se destacó sobre todo el papel de los laicos, especialmente el de la mujer en los órganos de responsabilidad y de decisión en la Iglesia; los abusos sexuales, de poder y de conciencia en la Iglesia, manifestando la necesidad de perdón, acompañamiento y reparación; y la necesidad de institucionalizar y potenciar los ministerios laicales. Así lo afirmaba también el religioso claretiano Mons. Luis Ángel de las Heras, obispo de León: “Crecer en sinodalidad, promover la participación de los laicos y superar el clericalismo con una formación integral desde el corazón nos anima a seguir caminando juntos con esperanza”

También se ha hablado de la ordenación de las mujeres y el celibato opcional. Además, se ha llamado la atención sobre la importancia de que la Iglesia tenga una mirada específica respecto al tema de la diversidad. La Iglesia se ofrece de manera especial a aquellas personas que se sienten en las periferias por su origen étnico, por su situación familiar o económica o por su orientación sexual.

La provincia, junto a una Iglesia más católica

Esta provincia religiosa ha estado pendiente de este acontecimiento eclesial desde aquel 15 de septiembre de 2018, cuando el papa Francisco en su Constitución Apostólica ‘Episcopalis Communtio’ propuso que el próximo sínodo de los obispos fuese dedicado a la sinodalidad eclesial, y que para ello estuviera precedido de una consulta que llegara a todos, de modo que el sínodo recibiera un material que fuera expresión de todo el Pueblo de Dios. 

Algo comenzaba a decirnos que se pretendía conseguir una Iglesia más católica, más atenta a todos los bautizados, más sensible ante la riqueza carismática de todos. Fuimos entonces convocando reuniones en nuestras parroquias para hablar de la sinodalidad, sumándonos a la propuesta que venía de cada una de las diócesis. Así, párrocos de diversos puntos repartidos por la geografía de nuestra provincia fijaron un día a la semana para reunirse y conversar con la diversidad de puntos de vista que pueden llegar a darse entre los feligreses, al tiempo que procuraron para todos una verdadera escucha. Las conclusiones fueron llegando, recogiéndose cada una de las voces que quiso participar con su aportación. La sinodalidad es sinfonía de carismas y ministerios, pero en movimiento y sintonía. Por ello, como desde el inicio, no dejaremos de pedirle al buen Dios que nos indique hacia dónde desea que se encamine su Iglesia en este tiempo del tercer milenio.