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Card. Aquilino Bocos: “Los consagrados hemos dado pasos de gigante en la vida y misión evangelizadora de la Iglesia”
‘Los jueves del ITVR’, el ciclo de conferencias semanales que hasta la llegada de la pandemia había tenido lugar en el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid, reanuda su marcha. A partir de ahora y con cadencia semanal, cada jueves hasta el 2 de diciembre incluido vuelve esta iniciativa de formación permanente para todos los consagrados, de forma gratuita y en doble modalidad, presencial y online.
Comenzó el saludo del director del Instituto Teológico de Vida Religioso, el misionero Antonio Bellella que anunció que cada una de las jornadas que irán teniendo lugar compartirán un mismo telón de fondo, “un tema muy especial y específico entre nosotros los consagrados, pues estarán centradas en la celebración del vigesimoquinto aniversario de la Exhortación Apostólica Postsinodal Vita Consecrata”, un documento de indudable importancia y de gran relevancia, publicado en marzo de 1996. “Esta Exhortación -continuó Bellella- recoge la reflexión de la vida consagrada desde el Concilio Vaticano II, proyectándola hacia un futuro del que nosotros, los actuales consagrados, somos protagonistas”, finalizó.
Así, en la tarde del pasado jueves, la primera de estas conferencias corrió a cargo de una de las figuras de mayor relevancia de estos últimos años para religiosos del mundo entero, el cardenal Aquilino Bocos Merino, cmf, que pronunció una honda conferencia bajo el título ‘Evangelica testificatio y Vita Consecrata, dos hitos en la renovación postconciliar’. Un particular homenaje que el purpurado quiso rendir a los 25 y 50 años de recorrido desde la publicación de cada una de las Exhortaciones. Textos del Magisterio de la Iglesia, escritas respectivamente por dos papas santos, -Pablo VI y Juan Pablo II- que siguen ofreciendo pautas a los religiosos de hoy para vivir en fidelidad creativa, apuntando hacia la esperanza de que no le faltará a la Iglesia hombres y mujeres consagrados a Dios que apuesten por una vida más evangélica y misionera, más discipular y poblada de testigos, de profetas y mensajeros”. Dos textos que guardan entre sí la gran similitud de saber transmitir el fuego de los orígenes a las nuevas generaciones para despertar al mundo. “Ambas Exhortaciones marcan una nueva andadura a la vida consagrada, pues reafirman que la misión es inseparable de la consagración. La misión evangelizadora se halla en el corazón de la vida personal y comunitaria y abre nuevos compromisos en su modo de vivir y de servir a la Iglesia y a la humanidad”, explicó el claretiano al inicio.
Seguidamente, quiso enmarcar el momento en que apareció cada uno de los documentos, haciendo ver que es importante descubrir “su motivación y oportunidad, su inspiración en la Palabra de Dios y en la tradición de la Iglesia; hay que apreciar el discernimiento del contexto en que se vive y los motivos por los que se publica”. De tal modo, en el caso de Evangelica testificatio, “hubo quienes, al leer el documento, pusieron el acento en que lo que estaba en quiebra era la oración, la obediencia, la pobreza, la castidad y la vida común”. Pero, ¿eran causas o efectos? Para el misionero, “estudios bien fundados subrayaban que debajo de las carencias o faltas en torno a los puntos esenciales de la vida religiosa, se hallaba la crisis de sentido, de incapacidad de hacer frente a los desafíos culturales. Y, quien analice con detenimiento esta constatación, observará que la Exhortación, ante todo, ofrece una visión profunda de lo que la vida religiosa es como proyecto de vida auténticamente humano, cristiano, eclesial y misionero. Dibuja un proyecto de vida que tiene sentido, que merece la pena, que tiene futuro porque es un don del Espíritu a la Iglesia y al mundo”, concedió. “Transmite un mensaje existencial: hay vida religiosa donde hay personas que la viven en las diversas formas que el Espíritu Santo ha suscitado. Subraya la vida más que el estado de perfección”, sentenció. Subrayados, estos, que invitan a no ceder en el empeño de seguir “observando la realidad con atención y discerniendo los signos de los tiempos”, pero sobre todo, “a tomarnos la vida con seriedad, centrándonos en lo esencial y manteniendo viva la fidelidad al carisma de los fundadores”.
Vita consecrata
Para introducir las palabras relativas a la exhortación Vita consecrata, el misionero interpeló al buen número de religiosos que le escuchaba atentamente explicando que la Exhortación firmada por san Juan Pablo II era un documento muy esperado, pues “se echaba de menos que la Iglesia, como hizo en el Vaticano II, implicara a todo el Pueblo de Dios en el reconocimiento, apoyo y acompañamiento de nuestra forma de vida cristiana”. El Sínodo que precedió el documento “era el mejor ámbito para compartir preocupaciones y propuestas de futuro”. Y así sucedió, “pese a que algunos Padres sinodales –y otros miembros de la Iglesia- creían que aquel Sínodo serviría de ‘correctivo’ para la vida consagrada, que consideraban desnortada”.
El contenido de Vita consecreta es, a ojos del cardenal Bocos, “novedoso, sólido, completo y abierto. No es una exhortación a los consagrados y consagradas, sino a toda la Iglesia. La vida consagrada no es un asunto particular de los que son llamados a ella, sino un don del Espíritu a la Iglesia entera”, explicó. “Sale al paso de las grandes crisis que venían arrastrando los consagrados y consagradas, como la vía de la belleza como camino hacia Dios, la vocación y misión de la mujer, la misión compartida con los laicos o los temas relativos a la pastoral”.
“Vita consecrata reitera que hemos recibido un don y lo nuestro es hacerlo fructificar”, exhortó. Desde entonces a hoy, “no han pasado en vano estos veinticinco años. Este texto ha sido como un faro, como un surtidor, que ha orientado y estimulado la vida de tantos consagrados”.
Trayectoria recorrida
“Estas Exhortaciones no solo confirman, sino que abren perspectivas, motivan e impulsan a implicarnos a dar respuesta a los desafíos que se van presentando”. “Su resonancia y estímulo para con los religiosos de hoy nos continúan invitando a relanzar un estilo de vida transfigurado y audaz que ayude a transformar el mundo según el espíritu de las Bienaventuranzas y las obras de misericordia”, invitó el cardenal. Así, junto a estos documentos magisteriales en esta trayectoria recorrida “los consagrados y consagradas hemos dado pasos de gigante en la vida y misión evangelizadora de la Iglesia”.
Tiempo de adviento
El cardenal Bocos quiso pronunciarse también Frente a la precariedad que nos intimida, es decir, “frente al envejecimiento y a no poder llevar adelante tantos compromisos evangelizadores, ni sostener tantas estructuras”. Para el purpurado “debiéramos acertar a ver que seguimos en tiempo de adviento”. “Hoy es tiempo de visitación donde la virgen y la anciana van a ser madres. Estamos atravesando la prueba del desierto, que nos lleva al despojo y a avivar la confianza”. “No son los números los que han de preocuparnos, ni las edades, sino la confianza en el Señor todopoderoso, origen y meta de la vida. ¡Soñemos juntos! Es la invitación que nos hace el Papa Francisco”, finalizó.