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La presencia del Equipo de Laicos-Familia en las distintas posiciones de la Confederación
La Confederación camina: es la novedad y es el futuro. Algunos siguen preguntando: ¿qué es lo que hacéis? o ¿en qué se va a notar?. El caso es que algo se mueve: desde la Confederación han empezado a llegar a las comunidades, parroquias, colegios, grupos… mensajes y hojas, invitaciones y visitas, llamadas y personas…
Una exigencia manifestada con fuerza en el Consejo de Laicos-Familia: no programar ninguna actividad sin conocer antes la realidad de cada una de las posiciones de la Confederación. Un deseo de los miembros del Equipo: el encuentro fraterno con todos y cada uno de los claretianos que afrontan el reto de encarnar la Vida que el Dios de Jesús sigue ofreciendo al hombre de hoy.
Pero, sobre todo, un ambicioso objetivo: discernir en la diversidad de lugares y compromisos -«hecho diferencial»- los retos que todos tenemos que enfrentar -«convergencia de objetivos»- para que nuestras tareas respondan a las urgencias que la cultura de hoy propone a la Evangelización.
No se trata de uniformar las respuestas: en cada lugar, con creatividad, debe llevarse a cabo la exigencia de la inculturación: es la bella ley de la encarnación que nos exige la fidelidad evangélica. Se trata de encontrar entre todos, y, por eso, en diálogo fraterno, aquellos retos fundamentales que la cultura de la increencia, que siempre es fracaso evangelizador, propone a nuestra vocación misionera.
Porque el proyecto de Confederación no sólo quiere ser una solución a la carestía vocacional; al progresivo crecimiento de la media de edad de la Congregación en Iberia; a ese querer ser más para conservar las obras apostólicas que amamos y que, por eso, queremos mantener, sin muchas veces preguntarnos, con cierta radicalidad, por su capacidad para responder con verdad a la tarea de la Evangelización.
Porque ésta sí quiere ser la invitación fundamental del proyecto de la Confederación: un tiempo de gracia para «salir del propio querer e interés», disponibilidad personal y provincial, y así poder realizar una adecuada revisión de posiciones, que iluminada por claras opciones de misión, nos permita a todos colaborar con la tarea evangelizadora de la Iglesia, desde nuestro carisma claretiano y desde las necesidades de sentido de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Al finalizar el mes de febrero, después de haber recorrido casi todas las posiciones de las Provincias de Aragón y León y algunas de Castilla, nuestra palabra obligada es «gracias». Gracias por la acogida; gracias por el diálogo fraterno; gracias por ir superando la incertidumbre que quizá la Confederación ha generado en algunos de nosotros; gracias porque todos, cuando conocemos y abrimos nuestra vida al proyecto generado, vislumbramos nuevas posibilidades de fidelidad evangélica, nuevas posibilidades, en definitiva, de fidelidad misionera.
Los retos, en el diálogo fraterno, y en la responsabilidad otorgada por la Confederación al Equipo de Laicos-Familia, se van definiendo con claridad:
* Necesidad de un espacio formativo (experiencia / conocimiento teórico / compromiso misionero) que permita a nuestros laicos participar corresponsablemente en las tareas evangelizadoras que brotan de nuestro carisma. Ir haciendo realidad el sueño de la Misión Compartida, signo evidente de fidelidad evangélica.
* Necesidad de abrir espacios de diálogo para discernir y dar respuesta con proyectos pastorales adecuados a la situación problemática de la familia en la cultura actual y, también, en la Iglesia: ¿Nuevas definiciones? ¿Nuevos estilos de familia? ¿Nuevos roles familiares? ¿Cómo podemos, si podemos, mantener el ideal de que la familia sea una verdadera Iglesia doméstica?. Y, por supuesto, en este mismo horizonte, necesidad de renovar la tarea catequética para que la opción matrimonial sea opción vocacional, respuesta al proyecto de Dios: necesidad profunda de una renovación de nuestra pastoral prematrimonial.
* Necesidad, por último, de que la pastoral de evangelización (anuncio explícito del Evangelio) sea acompañada de una profunda pastoral de la fe (renovación profunda de nuestra experiencia de Dios). Porque la increencia no está sólo fuera de la Iglesia, sino en su seno. Y porque no se trata solamente de «acciones», sino de ser «místicos en la acción»: testigos veraces de la Vida/Verdad que nos hemos comprometido a ofrecer, con humildad, a nuestros pueblos.
El Equipo de Laicos Familia: Francis, Quique, Antonio, equipo no sólo de misión, sino también, así lo queremos los tres, de vida -vivimos juntos, oramos juntos, pensamos juntos, discutimos juntos, programamos juntos, viajamos juntos y, sobre todo, soñamos juntos-, siente, hablamos de ello alguna vez, que si somos capaces de dar una adecuada respuesta a estos tres retos, colaboraremos, desde nuestra humilde entrega, a generar espacios donde los jóvenes de hoy puedan plantearse su vida como seguimiento de Cristo Jesús según el carisma del Padre Claret. Es el último gran reto que como telón de fondo mueve nuestro quehacer: la pastoral vocacional explícita. El deseo de que toda comunidad claretiana, y en ella todo claretiano, viva siendo testigo del gran don que ha recibido: la gracia carismática de Claret, y con su vida invite a otros a seguir este bello camino.
Gracias a todos otra vez y orad por nuestra fidelidad.
Equipo de Laicos Familia: Antonio, Quique, Francis