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Voces de todo el mundo felicitan a D. Pedro Casaldáliga en su octogésimo cumpleaños

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Desde todos los continentes, especialmente desde la Europa que le vio nacer y América, su “segunda patria”, son muchas las voces que estos días felicitan al obispo emérito claretiano que el 16 de febrero cumple ochenta años.

Libro-homenaje presentado en Madrid

Madrid fue ayer escenario de la presentación, ante cerca de doscientas personas, de la obra colectiva Pedro Casaldáliga, homenaje de amigos, en la que veintiséis colaboradores, de doce naciones diferentes, felicitan al obispo-poeta y evocan las grandes causas de su vida. Apoyados en una reiterada afirmación de Casaldáliga (“Mis causas valen más que mi vida”), en la obra se repasan las causa de la tierra, la indígena, la negra, la Patria grande, las mujeres, los pobres, el diálogo interreligioso, los mártires, la Iglesia y Dios.

En una segunda parte de la obra, que supera las trescientas sesenta páginas y está preciosa y cuidadamente encuadernada, se habla del obispo-misionero desde trece perspectivas: amigo, poeta, solidario, obispo, inspirador, místico… y misionero claretiano.

El libro, publicado por la editorial Nueva Utopía de Madrid, ha sido coordinado por Benjamín Forcano, Eduardo Lallana, José Mª Concepción y Maximino Cerezo. En su presentación tomaron la palabra, junto a Benjamín Forcano, Federico Mayor Zaragoza, Francesc Escribano y Carmen Sarmiento. Los tres narraron su relación con el homenajeado y justificaron la relevancia de su personalidad. Entre los autores que ensalzan a Dom Pedro hay cuatro obispos, encabezados por su sucesor Mons. Steiner; teólogos, como Ivone Gevara, Pedro Trigo, Leonardo Boff, Jon Sobrino o José I. González Faus; líderes de organizaciones populares como el Movimiento de los Sin Tierra o el Consejo Indigenista Misionero y personalidades del relieve del premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel. Entre los firmantes hay cuatro misioneros claretianos: Josef García Cascales, Maximino Cerezo, Teófilo Cabestrero y José María Vigil.

Homenaje de la revista Vida Religiosa

También la revista Vida Religiosa homenajea a Dom Pedro en su número mensual de febrero, que se abre con un dibujo expresamente elaborado por M. Cerezo Barredo, y cuenta con el testimonio de ocho personas, entre ellas el P. Josep María Abella, superior general de los Misioneros Claretianos. El editorial del número evoca al homenajeado como “sencillo, contemplativo y valiente buen pastor, peregrino de la fe, cuyo navegar por la vida, al servicio del Evangelio, ha edificado a tantos” y le agradece “su caminhada, su coherencia, su hondura espiritual y su sencillez siempre dispuesta a construir, a empujar, a aportar, a recordar lo importante”.

Los colaboradores de Vida Religiosa que recuerdan a Dom Pedro representan diversas generaciones, desde los casi coetáneos al obispo emérito hasta los nacidos después de su llegada a América, y escriben desde lugares tan diversos como Pekín, Guatemala, Brasil, Freetown (Sierra Leona), Roma o Catalunya. En el grupo hay tres mujeres: la ex-presidenta de la Unión de Superioras Generales (T. Rasera), la directora de la revista El Ciervo, Roser Bofill, y la presidenta de la Unión de Religiosos de Catalunya (C. Martinez); dos laicos implicados en el empeño por la paz y la acción social (O. Mateos y L. Nosti), y claretianos como Teófilo Cabestrero y Francisco Carín. Los elogios son bien diversos: símbolo de la defensa de los Derechos Humanos, profeta, evangelio encarnado, indicador de caminos, voz de los sin voz… Se repiten reiteradamente una nota -“eres sobre todo esperanza”- y dos palabras: ¡gracias! y felicidades.

Misionero de la Provincia Claretiana de Santiago

Nacido en Balsareny (Barcelona) el 16 de febrero de 1928, Pedro Casaldáliga, Obispo emérito de Sâo Félix do Araguia (Brasil), pertenece a la Provincia Claretiana de Santiago, a cuyo capítulo escribía el pasado mes de agosto: “El espíritu de Santiago sea siempre el espíritu de nuestra Provincia, dispuesta a beber el cáliz y a abrir caminos de peregrinación más allá de todas las fronteras. ¡Ultreya!”.

El verano de 1941, a los trece años, Pedro deja el Seminario Menor de Vic para “ser misionero del Corazón de María”. Desde entonces esa ha sido su vida: Cervera, Alagón, Barbastro, Solsona, Valls… Tras su primera profesión en 1945, y los votos perpetuos en 1949, es ordenado presbítero en Montjuic (Barcelona) el 31 de mayo de 1952. Año de Pastoral en Baltar, profesor en Sabadell, animador de jóvenes y adultos en Barcelona y Guinea, formador en Barbastro, tras unos años en Madrid a cargo de Iris de Paz, Pedro llega a Brasil en enero de 1968 para no regresar nunca a España. Desde entonces su historia es mucho más conocida y su figura se ha hecho internacional como atestiguan la cantidad de felicitaciones de estos días.

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