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El Cardenal Fernando Sebastián, cmf, sobre la Amoris Laetitia
El Cardenal Fernando Sebastián, cmf, ha querido abordar el tema que en la Iglesia está ocupando el centro de todas las preocupaciones pastorales y nos ha dejado una joya para paladear esta Navidad. Diez cosas que el papa Francisco quiere que sepas sobre la familia, es el título del libro que fue presentado ayer en Madrid, tras haber pasado antes por Málaga.
Laicos, consagrados e incluso el recientemente creado Cardenal, D. Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, se dieron cita para acompañar al autor en el Instituto Teológico de Vida Religiosa, donde comenzó el P. Carlos Martínez Oliveras, cmf, director del centro, interpelando a los asistentes: “la familia es la esperanza de la Iglesia, ¿cabe, pues, más trascendencia?”. De hecho, el pasado día 9 de diciembre, “el mismo Papa Francisco, recibió un ejemplar del libro”, según palabras del director editorial de Publicaciones Claretianas, el P. Fernando Prado, cmf.
El Cardenal Sebastián quiso compartir con los asistentes el Magisterio de la Iglesia presentado en la Amoris Laetitia, “que no son un conjunto de consideraciones personales del Papa Francisco” y, cómo él, al enfrentarse a este libro, ha intentado formular esta Exhortación Postsinodal desde un punto pedagógico. “El Magisterio es vivo y creciente, de manera armoniosa. Es como el crecimiento de una planta, que crea hojas nuevas sin perder las antiguas”, clarificó. Hay nuevas preguntas y cuestiones en las que surgen posibilidades y riesgos. Y la Iglesia ha de encontrar respuestas “antiguas, pero nuevas a la vez, comprendiendo las diferentes situaciones, aunque nunca proponiendo menos que lo que Jesús ofrece al ser humano”. Es la lógica de la misericordia. “Es mandato evangélico, –añadió–. No condenar. No juzgar. Además, ayudar sinceramente”.
En continuidad con lo dicho anteriormente, no quiso el autor esquivar –“aunque resulte incómodo y haya algunos que parece que se han escandalizado”- el tema que más discusión está generando, el de los divorciados vueltos a casar que hayan vivido al margen de la Iglesia, y ahora quieran volver a esta. “Es necesario un discernimiento y ver qué realidad tiene cada una de estas personas. No es verdad que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar el día que se les ocurra… Han de volver con sincero arrepentimiento. Pero, desde luego, no podemos juzgar de forma genérica”, concluyó.
Volver a las fuentes, mirar a la Sagrada Familia de Nazaret es lo que hace falta. De ahí vendrá la alegría que nos arranque la miopía que impide ver lo esencial.