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Licett Valverde en ‘Viaje en globo’: “Trabajar con los migrantes después de mi propia experiencia era una deuda moral”

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Licett Valverde ha estado en los dos lados del espejo. Nació en Bolivia y, tras licenciarse en Psicología y trabajar en una ONG coordinando proyectos dirigidos a adolescentes, decidió que quería “viajar y conocer el mundo” y a los 26 años se trasladó a Zurich “con muchísima ilusión y una autoestima muy elevada”. Pero allí descubrió las muchas barreras que se iba a encontrar en los siguientes años.

La primera dificultad fue que no hablaba el idioma; eso, sumado al choque cultural, pero sobre todo a la imposibilidad de realizar muchas actividades básicas derivadas del hecho de no tener permiso de residencia: “No tenía acceso a la atención médica, no podía pagarme cursos para aprender alemán, no podía alquilar un piso, tenía que compartir la habitación con 7 u 8 personas, en algunos sitios solo podía estar una semana… Me cambié de vivienda diez veces en dos años”.

“Mis expectativas eran muy altas y cayeron de golpe –añade–. Fue una época muy dura porque además aprendes a vivir con miedo: a los controles policiales, a que alguien te denuncie, a trabajar sin saber si te van a pagar… Mi autoestima se vino abajo”.

En aquel momento sintió que se derrumbaba su plan de completar sus estudios universitarios, pero con determinación y tiempo, logró cumplir su objetivo y hoy, 22 años después, casada con un suizo y madre de dos hijas, trabaja como asesora en la Oficina de Asesoramiento Legal y Social para los y las Sin Papeles (SPAZ). “Poder trabajar ahora con los migrantes es como una deuda moral. Mi experiencia personal me permite tratarles con más confianza y aportar algo más en mi trabajo”, asegura Valverde.

El papel de la Misión Católica

En su proceso de conseguir la residencia y alcanzar una estabilidad laboral y vital, fue muy importante la Misión Católica de Lengua Española en Zurich, que gestionan los Misioneros Claretianos, y en concreto el colectivo ‘Sin Papeles’, fundado en 2003 por el claretiano Ángel Sanz y que Licett coordinó durante dos años.

“Viendo la gran cantidad de gentes sin papeles en la Misión Católica, el P. Ángel Sanz les animó a movilizarse y constituirse como asociación. Empezaron como reuniones clandestinas, pero hoy este colectivo tiene un papel fundamental para aglutinar a estos migrantes, luchar por sus derechos y hacerse presentes en la sociedad. El ‘Colectivo Sin Papeles’ fue esencial para la creación de la SPAZ”.

Uno de los proyectos que SPAZ y la Misión Católica, entre otras muchas entidades, han logrado poner en marcha es la Züri City Card, una tarjeta de identidad para todos los habitantes de Zurich. Tal y como explicaba Licett: “No va a asociado a un permiso, pero indica que vives en la ciudad. Ha sido un proyecto que empezó hace mucho tiempo y que ha logrado apoyo muy poco a poco. Pero el año pasado hubo un referéndum y la ciudad aprobó que saliera adelante esta tarjeta, que va a beneficiar a los ‘sin papeles’ para superar un control policial o cosas tan básicas como poder recibir un paquete postal”.

Un mensaje para la esperanza

Preguntada por la cantidad de personas que se ven obligadas a marcharse, explica: “Muchos regresan a su país de origen, pero otros muchos deciden quedarse a pesar de su situación de vulnerabilidad porque tienen familiares en su país que dependen de ellos o porque allí la situación está peor”.

Al final, a Licett lanza un mensaje para la esperanza: “A mí me sacaba a flote mi grupo de amigas, salir, bailar, el horizonte de aprender otras culturas… Y aquí las cosas funcionan, el transporte, el empleo. Emigrar es muy duro pero también puede ser muy gratificante”.

 

 

 

 

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