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Pueblo de Dios en Salida, punto y seguido en el Congreso de Laicos
Tal y como estaba previsto, el Congreso de Laicos “Pueblo de Dios en Salida” se celebró en Madrid entre los días 14 y 16 de este mes de febrero en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo. Fueron días en los que se alzó la voz alta y clara de tantos y tantos laicos repartidos en la Iglesia de España, y que se vieron representados en los aproximadamente 2000 participantes al Congreso, de los cuales un diez por ciento fueron menores de treinta años. El mandato misionero precisa de nuevas relaciones entre las diversas formas de vida en las que Dios llama a cada persona, y las sensaciones tras el discurso con el que concluyó el último día dejaron el buen sabor de la complementariedad.
Ya advirtieron los organizadores en la rueda de prensa con la que echó a andar este Congreso de Laicos que no se trata más que de un punto y seguido al trabajo que se venía realizando desde abril del 2018, cuando comenzó toda la tarea precongresual. “No se trata de un evento aislado, sino que forma parte de un proceso”, afirmaba entonces Isaac Martín, miembro del equipo de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española (CEE). A la vez, este profesor universitario y miembro de la Acción Católica, también advertía cómo “en todo caso, queremos seguir dando continuidad a este itinerario”, idea que volvió a subrayar en el discurso de apertura del viernes, primer día de los tres programados. Y bajo tales premisas, de seguir proyectando nuestra labor en el futuro, se reunieron la práctica totalidad de las diócesis españolas, hermandades, movimientos, cofradías y otros tipos de asociaciones de Iglesia. Los Misioneros Claretianos, que alientan en muchos lugares el desarrollo de una eclesialidad nueva, mucho más caracterizada por la misión compartida y el impulso a la vocación laical, han seguido el camino congresual con interés y lo han respaldado con su oración.
La primera de las intervenciones de la sesión inaugural fue el mensaje-saludo del papa Francisco, que leyó Mons. Bernardito C. Auza, Nuncio de España. Bergoglio lanzó un discurso cercano, como es habitual en él, y que más tarde sería ampliamente recordado entre los congresistas: “No tengan miedo de patear las calles, de entrar en cada rincón de la sociedad y tocar las heridas de nuestra gente… Esta es la Iglesia de Dios, que se arremanga para salir al encuentro del otro”. Inmediatamente después se escucharon las voces de los cardenales Blázquez y Osoro, que destacaron la alegría de la vocación y la importancia de recorrer juntos este camino para enfrentar los cambios necesarios en nuestras estructuras. Idea, esta, que retomó y desarrolló más detalladamente el Prefecto del Dicasterio para los laicos, el Card. Kevin Farrell: “la tarea de la Iglesia en España es grande, pero la energía empleada en esta misión de despertar al espíritu misionero en la Iglesia, será siempre bien empleada”. Tras las palabras de nuestros pastores, por fin, la de los laicos. Primeramente del propio Isaac Martín y seguidamente, José Luis Restán, director editorial de COPE. El periodista ahondó en la idea de misión: “más que congresistas somos enviados”, comenzó diciendo. Más tarde, pasó a hacer algo de crítica a la situación de los laicos, apoyándose en algunos giros del lenguaje fácilmente reconocibles en términos de nuestro papa, como “clericalismo”, “autorreferencialidad” o “mensaje proselitista”. En la última parte de su ponencia, adelantó los cuatro itinerarios en los que se iba a trabajar al día siguiente: Primer anuncio, Acompañamiento, Formación y Presencia en la Vida Pública. “Una Iglesia ‘en salida’ no se logrará nunca por decreto-ley, sino por la sobreabundancia de alegría del Evangelio”, finalizó el periodista.
La segunda jornada del Congreso estuvo dedicada a los itinerarios antes enumerados, momento en el que la presencia en el congreso de miembros de la Familia Claretiana (religiosos y laicos) se hizo más visible. Por un lado, pudo explicarse el proyecto ‘Intergentes’ que la editorial Publicaciones Claretianas puso en marcha hace pocos meses. El misionero Fernando Prado dio a conocer sus desplegables en dos tiempos; por la mañana, con la ayuda de la oficina de comunicación de la Provincia, y a primera hora de la tarde, con personal de la editorial. Por su parte, el colegio Askartza Claret del País Vasco participó de la mano de sus profesores, algunos de ellos seglares claretianos, compartiendo su experiencia en la transmisión de la fe, tanto con los oratorios como en los grupos de catequesis para niños, que se complementan con catequesis a los padres. Ambas experiencias formaron parte de las enmarcadas como Primer Anuncio. Simultáneamente a estas, más de 40 grupos compartieron buenas prácticas, reflexión y esfuerzo. La vida religiosa tuvo un lugar ampliamente destacado en cada uno de los cuatro caminos a recorrer. Un buen número de experiencias compartidas por jesuitas, salesianos, dominicos o escolapios abrieron diálogo y ofrecieron una visión complementaria a la respuesta que la Iglesia en su conjunto detecta en las necesidades de sus fieles. Finalmente, cada uno de estos cuatro itinerarios terminó con los grupos de reflexión. Los participantes se dividieron en 80 grupos de 25 personas en cada uno. En estos grupos debatieron en torno a tres preguntas clave: ¿Qué actitudes hemos de convertir? ¿Qué procesos hemos de activar? ¿Qué proyectos podemos proponer?
La tercera y última jornada estuvo centrada en la exposición de las conclusiones en la ponencia final. Ponencia, por cierto, que fue trabajada a lo largo de la noche del sábado al domingo, pues constaba del trabajo de los congresistas en la jornada anterior y también de las inquietudes recogidas en el Instrumentum Laboris que fue fruto del trabajo precongresual. Ana Medina, periodista de TRECE TV, y Antoni Vadell, obispo auxiliar de Barcelona, fueron las personas encargadas de darlo a conocer. Ellos fueron los que hicieron saber cómo los laicos también están sembrando semillas para renovar y dinamizar la Iglesia, y también cómo poco a poco, de estas semillas comienzan a verse los frutos. “Aquí están los fundamentos de la misión compartida”, dijeron al comienzo de su lectura. “Nos necesitamos unos a otros”. Hablaron también del protagonismo del laicado, de la corresponsabilidad para llevar adelante la misión. “No podemos excluir a nadie y nadie puede excluirse”. “Hemos vivido estos días un renovado Pentecostés”, concluyeron conscientes de que estas jornadas han sido parte de un proceso que continuará guiado por el Espíritu, presente desde el principio. “Sigamos adelante” finalizaron. Tras sus palabras, tuvo lugar la Eucaristía de clausura, presidida por el cardenal Blázquez. En su homilía el actual presidente de la Conferencia de los obispos españoles se sinceró diciendo: “Estamos probablemente iniciando una etapa preciosa y esperanzadora para nuestras Iglesias”.
Algunos Iconos del congreso de laicos, por Bonifacio Fernández, CMF
1. Pentecostés es el icono más evocado en el Congreso. Fue la primera lectura de la celebración inicial y es el título de la ponencia final: “Un pentecostés renovado”. El Espíritu abrió el tiempo de la Iglesia y de la misión. Todo el congreso se presenta como un acontecimiento de escucha del Espíritu. La que sucedió entonces acontece ahora. Es nuestro momento y somos nosotros los elegidos. Ahora nos toca a nosotros.
2. La pirámide invertida, esta imagen está tomada del papa Francisco. Con frecuencia se ha utilizado este icono para hacer visible la realidad de la pirámide de las edades en la vida consagrada, entre los sacerdotes. Aquí se emplea para mostrar que el ministerio ordenado está para servicio de del pueblo de Dios misionero y santo.
3. Babilonia, este es otro de los iconos que se han manejado. En años anteriores se describía la situación de la Iglesia mediante el icono del éxodo de la gran liberación. Más tarde resultaba expresivo el icono del retorno del exilio. A la ponencia final del congreso le inspira el icono de Babilonia. El pueblo de Israel se diluye en el contexto, excepto un pequeño resto que no sucumbió a la propuesta de los ídolos. Se pregunta la ponencia final: “¿Cómo ser un resto significativo en nuestro contexto actual?”
4. El profeta Jonás en Nínive. El profeta bíblico no quiere creer en la conversión. Es testarudo. Se va en sentido contrario de la misión que Dios le han confiado. No cree que Dios perdone ni que la gente de Nínive responda. Necesita el profeta una gran conversión: creer en la fuerza del mensaje en nombre de Dios, creer en la capacidad de conversión. ¡Qué necesaria es la conversión, también la conversión de los profetas!
5. El poliedro, es un icono que se toma de una cita del Papa Francisco. Trata de describir la Iglesia en salida como Iglesia sinodal. La imagen de la esfera reflejaría que todos los cristianos estamos equidistantes del centro, pero sin las diferencias personales y carismáticas. El icono del poliedro refleja mejor que todos conservamos nuestra originalidad en la comunión eclesial.
La siembra, esta imagen expresa la conciencia de que se está echando a andar todo un proceso. El congreso es un comienzo; no termina en sí mismo. Es una siembra que tiene que fructificar. Pero se están cosechando frutos de los cuales saldrán nuevas semillas. Se hace hincapié en la sinodalidad.
El sueño: la vocación personal es el sueño de Dios para cada uno. Por otra parte, refiriéndose al sueño físico, se insiste en la necesidad de despertar, tomar conciencia de la situación histórica. Por su parte, el congreso se presenta como la oportunidad de soñar juntos en la misma dirección. El laicado en acción sueña con llegar a todos.
8. El camino, esta imagen es propuesta en diferentes sentidos. La idea central de la sinodalidad, pero también la idea motora de “pueblo de Dios la salida”. El congreso se propone recorrer caminos de vida y resurrección. Se presentan cuatro itinerarios: primer anuncio, acompañamiento, los procesos formativos y la presencia en la vida pública. Sobre cada uno de ellos se hacen las tres preguntas: actitudes a convertir, procesos a activar, proyectos a proponer.