Ponerse las pilas para dar un nuevo impulso a la pastoral

‘Vivir es cambiar’, ya lo advertía san John Henry Newman. Hemos dejado atrás un 2020 que ha puesto al límite sistemas sobre los que se asentaban las naciones del mundo entero, y ha obligado a cada ciudadano a mirarse más de cerca, más internamente. Hemos aprendido a cuidar de los demás y a pedir ayuda; también a adaptar y reinventar nuevos sistemas y modos de comunicarnos y congregarnos. Un año que nos ha movido a rescatar lo esencial, y a poco que hayamos estado atentos, se nos ha revelado que nuestro mundo está lleno de causas esenciales.

Dicen que santa Teresa de Calcuta durante un viaje por la ciudad se acercó a un enfermo de la calle y sintió que cuando éste le dijo “tengo sed”, era Jesús mismo quien le estaba hablando. A partir de ese día se entregó a los más pobres. Hay muchos ejemplos más que nos hablan de un Dios que sigue llamando a lo esencial, y señalándonos dónde encontrarlo. El equipo de pastoral de esta provincia misionera, bien consciente de la llamada que resuena en él, se ha arremangado la camisa y busca sin descanso cómo llevar la esperanza de una vida nueva que nos trae el seguimiento de Jesús. Es su misión esencial. Ellos sencillamente prefieren decir que se ponen las pilas. Y con este objetivo –“cómo activarnos en el postcovid” – organizaron el pasado sábado, a través de herramientas online, una reunión con agentes pastorales de un buen número de las posiciones pastorales de la provincia.

“Queríamos, por un lado, recapitular lo vivido este año, analizándolo desde nuestros hallazgos y nuestras carencias”, afirman desde el EPAP. Y de tal manera el primer bloque de la reunión, “el más extenso”, dio la palabra a cada participante y pastoralista. “¿Qué hemos aprendido y estamos aprendiendo? ¿Con qué nos tenemos que quedar para afrontar este nuevo curso? ¿Y en qué capacitarnos para desarrollar mejor nuestra misión?” Si algo destacó en cada una de las diversas respuestas a estas tres preguntas fundamentales es que la ilusión de continuar con la misión sigue intacta. Muchos otros comentarios posteriores enlazaban con esta misma idea, para completar añadiendo que “también se ha comprobado que no podemos quedarnos quietos. Tenemos que tener cada vez más presencia”. Una exigencia que en ningún momento contradecía lo que por todos era sabido, “que el EPAP ha coordinado todo el trabajo de pastoral flexibilizando nuestra acción y abriendo nuevas fronteras, los entornos digitales, donde el mensaje del Reino va apareciendo”. La última de las tres preguntas exigía autocrítica y humildad. Saber identificar qué habilidades, más allá del compromiso, son necesarias. “Hemos de potenciar competencias, formarnos mejor en metodologías eficaces con nuevos recursos tecnológicos”, concedieron los participantes.

CLARET_WAY

El segundo punto de la reunión pasó a desglosar el documento CLARET_WAY. Adolfo Lamata, el conductor de la reunión y cabeza visible del EPAP, pasó a anunciar que se trata de un proyecto que surge de la pastoral juvenil vocacional de la familia claretiana de todo el mundo, en su reunión en Roma en noviembre del año 2018. “Es una estructura pastoral de todos los que seguimos a Jesús al estilo de san Antonio María Claret y que vincula a los jóvenes bajo el paraguas del mismo carisma”, detalló Lamata. Una imagen del camino que transitarán los jóvenes de a partir de los 18 años que lo soliciten, y que se extenderá hasta que cumplan 30. “Un camino de discipulado misionero que integrará las propuestas locales de la pastoral de jóvenes, articulándolas en una red continental y mundial”, es decir, allá donde se extienda el carisma de nuestro fundador. “El lanzamiento mundial de esta red mundial de jóvenes claretianos será el próximo mes de octubre del presente año”, anunció. Como toda propuesta de pastoral provincial, la iniciativa surge deseando ser muy respetuosa con las características de cada posición pastoral y con la vida de las diócesis e Iglesias locales.

El documento fundacional de esta iniciativa, por otra parte, advierte que “CLARET_WAY es un estilo de vida y, al mismo tiempo, una estructura pastoral. Por este motivo, es complejo ofrecer un único itinerario que contemple tanto los cuatro niveles de la red -local, regional, continental y mundial- como la multiplicidad de contextos -urbanos, suburbanos, rurales- o las distintas ‘juventudes’ -universitarios, obreros y trabajadores, migrantes, campesinos, indígenas, pertenecientes a otras minorías o ‘jóvenes en situación de riesgo’-y las búsquedas vocacionales específicas -laical, consagrada, presbiteral- de los jóvenes de 18 y 35 años.

DAFO en tiempo real

Por último, la reunión quiso que los participantes completaran un análisis en tiempo real que fuera enumerando las debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades que se podrían percibir respecto de la implantación de esta nueva estructura pastoral que es CLARET_WAY. Nuevamente vencieron las ganas de mirar más allá de sí mismos sintiéndose parte de una familia carismática común. Asimismo, la próxima JMJ anunciada en Lisboa (Portugal) para el próximo 2023 fue percibida como un buen momento para tomar el pulso a esta nueva propuesta.

Antes de dar por finalizada la reunión, el misionero José Manuel Sueiro, integrante del EPAP, anunció unos talleres de formación para agentes pastorales, buscando que estos puedan animar algunas de las convivencias que (con todas las garantías de seguridad y prevención) se quieren celebrar este curso. Por su parte, Miguel Tombilla planteó algunas iniciativas para jóvenes +18 que, aunque liderados por Solidaridad y Misión, podrían aprovecharse de las sinergias del trabajo del EPAP.

El encuentro, a pesar de sus tres horas largas de duración, se quedó corto. En él participaron durante prácticamente todo el tiempo cerca de cincuenta personas (mitad laicos mitad misioneros claretianos) de más de veinte posiciones de la provincia. Alegró singularmente la presencia del P. Juan Carlos Rodríguez, director de la Misión Católica de Lengua Española de Zürich, y de un buen número de agentes de Gijón, Segovia y Oviedo. Se unieron al encuentro los ocho coordinadores de pastoral de los colegios y colegios mayores de la provincia (cuatro de ellos laicos), seglares y misioneros de una docena de parroquias, el superior provincial y varios miembros (estudiantes y formador) de la comunidad de Colmenar Viejo.