Formación en interculturalidad, una necesidad para toda la Congregación

Con el objetivo de servir más y mejor en la misión, así como de ahondar en el crecimiento en fraternidad de las comunidades locales y provinciales, cuatro claretianos de esta provincia -Jorge Domínguez, José San Román, Julián Ojeda y nuestro superior mayor, P. Adolfo Lamata-, finalizaron la semana pasada el curso sobre interculturalidad que ofreció el gobierno general de la Congregación.

Así, la tercera edición de esta formación permanente dio comienzo el pasado mes de mayo y congregó a más de ochenta claretianos de las cinco conferencias en las que se organiza nuestro instituto: ACLA (África) (16 participantes), ASCLA West (Asia Oeste) (8), ASCLA East (Este de Asia) (2), ECLA (Europa) (17), y MICLA (América) (37). El número de religiosos inscritos a este curso que trabajan y desarrollan su misión en los propios países de nacimiento ha sido mayor al de anteriores ediciones, lo cual refleja un incremento en la sensibilidad congregacional por aprender a acoger a las personas que provienen de otras culturas, y subrayan la necesidad de relacionarse mejor en nuestros entornos, donde cada vez hay mayor diversidad.

A principios del mes de junio, la sesión impartida por el Prefecto de Espiritualidad y Vida Comunitaria, P. Carlos Sánchez acentuó la relevancia de este curso: “Somos una Congregación cada vez más intercultural”, por lo tanto “no es esta una formación dirigida solo a los que son destinados a otros países, o reciben personas de otras culturas, sino que es necesaria para todos” afirmó. En este sentido, animó a todos los presentes a perseverar hasta la conclusión del curso, -como finalmente resultó ser- a fin de fortalecer los lazos de interculturalidad dentro de la Congregación.

En otra sesión del curso, coordinado a nivel logístico por el P. José Enrique García, los ocho tutores -entre los que se halla el misionero Antonio Alcántara- compartieron los frutos y los desafíos que se identifican en los grupos que acompañan. Todos coincidieron en recalcar el valor que aportan los encuentros semanales online, en los cuales los participantes expresaron experiencias de vida similares entre sí, basadas en los materiales propuestos en el curso. “Los encuentros son una fuente de riqueza continua. A partir de los testimonios de cada uno de los participantes, se crea un ambiente de empatía y comprensión, de auténtica fraternidad” compartía uno de los tutores, el P. Antonio Llamas.