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Fallece en León el P. Gonzalo Díez
Hospitalizado por segunda vez en unas pocas semanas, tras varios días de internamiento, el P. Gonzalo entregaba su alma al Señor ayer, día 18, al atardecer del jueves, día en que tantas veces adoró al Señor en la Eucaristía y le pidió por las vocaciones.
Nacido en una familia profundamente cristiana y en un entorno vocacional bien fecundo, inicia su noviciado en 1942 en Salvatierra (Álava), donde emite sus primeros votos el 16 de julio de 1943. La fecha de la fundación de la Congregación marcará su progreso en la vida misionera: en ella hará en 1946 sus votos perpetuos; en ella será ordenado presbítero en 1950. El joven P. Gonzalo está bien preparado: tras los años de Humanidades ha cursado la Filosofía en Beire (1943-46), la Teología en S. Domingo de la Calzada (47-50) y va a pasar aún un año en Baltar.
En 1951 llega a Contrueces, donde un año antes se ha abierto un postulantado “para los candidatos de la región astur-leonesa”. Se estrena durante un curso como prefecto de más de veinte muchachos. Tras unos meses en el colegio de Gijón vuelve a una casa formativa: en el no-viciado de Salvatierra ayudará al maestro durante tres cursos; los estudiantes novicios superan la veintena, hay también hermanos postulantes y novicios. Su servicio a la formación continúa: en 1956 es destinado al Teologado de Sto. Domingo de la Calzada, donde permanecerá año y pico.
Se abre después otra etapa en su vida, la más extensa. Tiene 33 años. Los doce primeros está en San Sebastián. Durante su estancia el colegio pasa de tener poco más de 300 alumnos a superar los 750 y a impartir diversos grados de Bachillerato y la Congregación acepta la primera parroquia que se encomienda a religiosos en la ciudad. El P. Gonzalo colabora en ambos campos apostólicos -la enseñanza y el servicio parroquial- y realiza también otros ministerios.
En 1969, cuando la Congregación se reestructura en el norte de España, el P. Gonzalo pasa de la provincia de Cantabria -a la que se había incorporado en 1950 desde la de Castilla- a la de León. Los superiores le envían a Oviedo, donde se entregará al ministerio con intensidad y discreción proverbiales durante 37 años. A los pocos meses se erige la Parroquia del Corazón de María, de cuyo equipo sacerdotal será pieza imprescindible: vicario de la comunidad durante más de veinte años; vicario parroquial en diversas etapas, muchas familias ovetenses se sienten muy agradecidas a su cercanía y servicio: el misionero Gonzalo acompañó sus noviazgos, bautizó a sus hijos, atendió a sus enfermos, les recibió sin cesar en el confesonario, alentó sus compromi-sos… hasta que en 2005 la salud se lo dificultó. Meses después la comunidad asistencial de León se convertiría en su hogar; un hogar en el que ha acompañado durante siete años a muchos clare-tianos y desde el que ha orado y se ha preocupado con gran alegría y esperanza por la vida de toda la Congregación mientras la salud se lo ha permitido.
Siendo postulante, Gonzalo perdió a uno de sus hermanos -Acacio-, postulante en Segovia; hoy le sobreviven en la Congregación su hermano Marino y su sobrino Luis Alberto Gonzalo. El Corazón de María seguirá velando por la familia Díez, por los feligreses que le recuerdan con inmenso afecto y por todos nosotros, sus hermanos de Congregación. Hace décadas alguien dudó de que el P. Gonzalo, bajito, tuviera talla para ser misionero. Sus setenta años largos de vida claretiana lo han dejado bien claro: había talla de sobra. Gonzalo, Misionero Hijo del Corazón de María, apóstol entusiasta, descansa en paz, el banquete de tu Señor te espera.