Experiencia de fe, la búsqueda de Dios en nuestras vidas

Vida y fe: ambas situadas a cada lado de un enorme precipicio. Y la experiencia de fe el puente que las une y da sentido tanto a una como a otra para un creyente. Una idea que, mediante un dibujo de la mano de Pedro Sarmiento, suponía el principio de dos días de formación en Contrueces.

Pedro Sarmiento, claretiano de Madrid, se acercó el pasado 26 de febrero hasta Gijón para abordar durante el fin de semana el tema de ‘la experiencia de Dios’. Al encuentro formativo estaban invitados todos aquellos que participan de la vida de la parroquia como integrantes de PMF II, Comunidad y Seglares claterianos y monitores. Aunque se hizo patente la falta de los miembros más jóvenes, lo aprendido, la convivencia y el ambiente creado merecieron la pena.

‘¿Vivo con igual pasión mi vida de fe que mi vida de joven del siglo XXI?, ¿estoy del revés o Jesús me ha dado la vuelta?, ¿soy un signo de Dios para los que me rodean?’... fueron sólo algunas de las preguntas que pudieron pasárseles por la cabeza a la treintena de asistentes que, pese a la seriedad y complejidad del tema abordado, se sintieron atraídos y disfrutaron de una intervención cercana que supuso toda una inyección de optimismo.

La visión de Pedro Sarmiento de la vida de fe se aleja de los cánones más inmovilistas de la Iglesia católica. Apuesta por degradar aquellos temas periféricos de la fe que hemos centralizado (uso del preservativo, eutanasia, aborto...) y retomar los principios de Justicia y Misericordia; desterrar la obsesión por los pecados religiosos y sexuales y evitar el juicio sobre los demás, la hipocresía y la competencia desleal; olvidarnos de nuestros imperativos, de nuestros “tengo que hacer” y pensar en los indicativos de Jesús acercándonos al Evangelio; ser capaces de tener una actitud crítica ante la Iglesia, dudar y soportar el peso de nuestras dudas y debilidades. En definitiva, ser hombres y mujeres en búsqueda de la Verdad, en búsqueda de un Dios que vino a dignificar al ser humano y ponerlo boca arriba para que viese las cosas desde Su perspectiva, la perspectiva del Amor.

Y para ver las cosas desde la perspectiva de Dios tienes que descubrir a Dios, tienes que experimentarle. Ahí está el meollo de la cuestión según Pedro Sarmiento, en llegar a Dios no porque sea algo enseñado por una sociedad que acepta el hecho religioso desde hace cientos de años, sino porque le has dudado, le has buscado y, por fin, le has redescubierto en tu vida, en la vida de los que te rodean. Así resulta más fácil vivir la vida desde la fe y poner en las cosas de fe el mismo grado de pasión que ponemos en nuestra vida.