La esperada reapertura del museo de los mártires claretianos de Barbastro tendrá lugar en cuestión de semanas

A finales del próximo mes de octubre el museo de los mártires claretianos en Barbastro reabrirá sus puertas. Así, los últimos visitantes -el museo cerró al público el pasado 12 de agosto- fueron diversos grupos de jóvenes peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud que, rumbo a Lisboa, y en distintas tandas, pasaron por Aragón. Con su presencia, el número total de personas que se acercaron a conocer más de cerca la causa por las que nuestros hermanos entregaron sus vidas subió hasta los 6108 visitantes en lo que va de año. El misionero, P. Carlos Latorre, en una reciente aparición en la prensa local, señaló que “los efectos de la JMJ se han notado muchísimo”. “Sobre todo grupos neocatecumenales venidos de Zambia, de hasta nueve estados diferentes de EE. UU, Colombia, Ecuador, países sudamericanos y europeos, que, además, no conocían la ciudad y todos se emocionaron en diferentes lugares martiriales, como el de la carretera de Berbegal”, abundó el claretiano.

Los próximos visitantes conocerán el Museo con la reforma interior que se inició hace poco menos de un año y que no solamente ha abarcado un trabajo relativo a los objetos que allí se exhiben y el modo en que se disponen al público, sino que ha procurado desgranar todo un proyecto más ambicioso, el de cómo se podría dar a conocer más profundamente el mensaje de paz y reconciliación que nos legó nuestro seminario barbatrense. Así, el P. Latorre, explicaba a la prensa que “las obras de reforma afectan a espacios definidos en planta baja, galería, sala magna, y también al salón de actos, cuyas paredes se pintarán en tonos oscuros para ver mejor las proyecciones audiovisuales”. El proyecto incluye planteamientos y sistemas modernos con dotación de audios, vídeos y lector de códigos QR entre otros medios disponibles. Así, a partir de la apertura, “las explicaciones se escucharán por auriculares, pues consideramos si no hay guía verbal resulta muy difícil caer en la clave esencial de la historia de los mártires” continúa Latorre, consciente de que será “una modernización de las instalaciones necesaria después de 30 años de la inauguración del museo”.

En la nueva distribución interior se plantea la posibilidad de destinar espacio para recordar a los laicos diocesanos, sacerdotes y religiosos beatificados o en proceso de beatificación. Hasta ahora, esta dignidad solo la tienen Mons. Florentino Asensio Barroso, obispo de la diócesis en el año 1936, el gitano Ceferino Jiménez “El Pelé” y el capitán Zalama. Una de las novedades será el lienzo dedicado a la misión universal de los claretianos, obra del misionero José Beruete, que fue director del Museo desde 1998 hasta 2022.