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Un Misal renovado para celebrar y vivir la Eucaristía
En palabras del director del ITVR, el P. Carlos Martínez Oliveras, presentador del acto, el P. Canals sobresale como “una de las voces españolas ineludibles cuando hablamos de Liturgia”. Doctorado en Liturgia por el Pontificio Instituto Litúrgico "Anselmianum" de Roma, oficial de la Congregación para el Culto Divino (Vaticano) y posteriormente director de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, ha sido uno de los mayores responsables de esta nueva edición del Misal Romano, la tercera, de acuerdo con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. Trabajo que ha llevado realizando desde 1.995 y que ha obtenido la necesaria recognitio de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el pasado 8 de diciembre de 2.015. Pocos días atrás –el 5 de marzo de este año– entraba en vigor.
Pero si tuviéramos que buscar una definición para el Misal, tendríamos que partir de la historia cristiana de estos dos milenios. Desde luego, “no tengo una respuesta fácil”, afirmó el misionero. Aun así, quiso ofrecernos algunas coordenadas que establezcan los límites necesarios para saber de qué hablamos cuando nos referimos a este libro litúrgico. “Podemos usar una doble imagen. Por un lado, el Misal es como la partitura de música sobre el papel, pero que aún no ha encontrado una orquesta que dé vida a estas notas musicales. También podría parecerse al incienso, que sin fuego aún no ha exhalado el humo perfumado. El corazón del participante es ese fuego, y es esa la orquesta que da vida. Participar es poner el corazón y el Misal precisa esta actitud. Lo uno necesita de lo otro. El Misal es una guía para la celebración, que tiene por objeto dirigir a la comunidad de fieles al interior del Misterio, hacia un culto bello y hermoso”.
La pregunta, entonces, saltó desde uno de los asistentes: ¿cómo aplicar esta pedagogía participativa? ¿cómo llevarla a cabo? El P. Canals, respondió así: “Estemos abiertos a lo que nos dicen los textos, pues el texto litúrgico no sale del ‘yo’, no es oración subjetiva ni devocional. No es tanto lo que yo le quiera decir a Dios, sino lo que Él venga a decirme a mí”.
‘Por muchos’
A lo largo del acto, hubo tiempo también para explicar las novedades de esta edición. “La principal de ellas es la traducción. Hay diferencias de palabras que tienen mayor fidelidad al texto original. A fin de cuentas, lo que la Iglesia ora, es lo que cree. Y desde este punto de vista, es importante establecer esta novedad, la de una mayor fidelidad literal a los textos originales respecto de las versiones realizadas en los primeros años de la reforma litúrgica. Así, el famoso por muchos que ha llamado tanto la atención, solo forma parte de la reorganización que se ha hecho en las plegarias eucarísticas. Pero, sin duda, hay otras muchas más”.