Id y anunciad. Notas de un encuentro.

Entre el 28 y el 30 de marzo de 2014, en Zaragoza, se celebró el I Encuentro de Delegaciones Diocesanas y Movimientos Nacionales de Pastoral Juvenil. Una iniciativa del Departamento de Pastoral de Juventud de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que reunió a unos 500 participantes. Entre ellos, una delegación de CONFER, en la que tomamos parte los dos miembros del Equipo base de PIJV.

El Encuentro se planteaba como un desarrollo teórico-práctico acerca de “el primer anuncio”. Se buscaba crear un espacio de aprendizaje práctico de metodologías probadas en la evangelización de los jóvenes, así como capacitar en cuanto al liderazgo necesario para emprender una reforma de la pastoral juvenil en clave de primer anuncio del Evangelio.

Desde el planteamiento expuesto, la actividad que ocupó la mayor parte del tiempo y el centro del Encuentro fueron una serie de talleres. Cada uno de ellos pretendía enseñar una metodología para anunciar el Evangelio de forma que los asistentes pudiesen emplearlo en su ámbito pastoral. En concreto, cada taller correspondía a una metodología de primer anuncio con un formato temporal diferente: en un contacto breve –centinelas de la mañana, con su propuesta de “una luz en la noche”-; en un fin de semana –cursillos de cristiandad-; en un curso breve –alpha jóvenes-; o en un itinerario más largo – propuesta de la Acción Católica General y escuelas de evangelización Emmanuel y Anuncio.

Además, en el Encuentro de Zaragoza hubo también espacio para dos ponencias. La primera fue sobre “el primer anuncio a los jóvenes”, aunque en la práctica acabó siendo más la presentación sintética de una de las metodologías concretas, faltando una presentación más global del tema que hiciera posible comprender su importancia y los diferentes modos de abordarlo. Y la segunda versó acerca del “liderazgo en el primer anuncio”, basada en la experiencia personal del ponente en el ámbito pastoral, que pretendía impulsar una acción nueva en equipo.

También tuvieron un peso importante los diversos momentos celebrativos: una vigilia inicial en torno a la Virgen del Pilar; la oración de laudes y vísperas comunitarias; dos eucaristías, presididas por los obispos de Teruel y de Logroño respectivamente, bien preparadas y con unas homilías cercanas y motivadoras; y una vigilia de oración, en la que se pudo vivir una metodología concreta de primer anuncio, si bien resultó algo desproporcionada para el número de asistentes.

Y junto a todo lo anterior, el encuentro informal que se dio entre los participantes, siempre enriquecedor y bien valorado, favorecido también durante una hora de la última jornada, donde nos mezclamos aleatoriamente para compartir experiencias y descubrimientos realizados durante el Encuentro.

En síntesis, un Encuentro de presente y de futuro, que prevé ediciones cada dos años, con posibilidad de ir abriendo horizontes conjuntos para la pastoral con jóvenes sobre los que seguir reflexionando, experimentando y avanzando como Iglesia. En el horizonte: hacer posible que los jóvenes sigan siendo los “discípulos misioneros” que Jesucristo busca, que el Papa Francisco pide y que el mundo necesita.