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Efemérides sacerdotales en la provincia. “Poco es una vida para ofrecerla a Dios”
La provincia vuelve a dar motivos para alegrarse con sus misioneros más veteranos. Este año han sido varias las bodas sacerdotales de oro y plata que nos recuerdan la ternura y fidelidad inalterables de Dios. Por eso, en la persona de Rosendo Pérez, Victorino Rey, Jesús Mayo, Jesús Pastor, Óscar Romano y Teófilo Marcos cantamos a la misericordia de Dios, agradeciendo las grandes cosas que a través de ellos ha hecho el Señor.
Algunos de nuestros hermanos ya han cumplido la efeméride, otros la celebrarán en estos próximos meses. También hicimos memoria ayer junto al Card. Aquilino Bocos, trayendo al corazón los sesenta años transcurridos desde su ordenación sacerdotal, orando por él en comunidad para que siga siendo testigo de Jesús resucitado en este nuestro mundo amado por Él.
50 años de los PP. Rosendo y Victorino
“A mí, la verdad, me siguen temblando las manos cuando bendigo al pueblo y perdono los pecados; y me siguen temblando los labios al pronunciar: ‘Esto es mi cuerpo, …mi sangre…’”, se sincera Victorino Rey, echando la vista atrás y recordando este camino recorrido, desde que hace 50 años recibiera el sacramento del orden. Aquel 20 de mayo del 73, junto a él estaba Rosendo Pérez, para quien hoy la palabra obligada es ‘gracias’: “Me he sentido muy agraciado y agradecido por tantas muestras espontáneas de cariño y reconocimiento, por esta gran sinfonía coral de Acción de Gracias que me ha sorprendido y emocionado”, expresa Pérez. “Deseo que el Señor y María nos concedan más años consagrados al servicio de la Iglesia y de la Congregación Claretiana”, concluye.
Para ellos, la celebración tuvo una emocionante sorpresa, pues el Card. Carlos Osoro, arzobispo de Madrid -misma diócesis en la que ellos trabajan hoy- cumplió en esta cincuentena pascual sus propias bodas de oro sacerdotales, y quiso celebrarlas con el clero madrileño que cumpliera como él su medio siglo de presbiterado. “Y allí estuvimos nosotros dos -cuentan los PP. Rosendo y Victorino- en una jornada fraterna en la que cupieron tanto la reflexión como el rezo compartido”.
Aquella no fue la única celebración de esta fecha jubilar. De hecho, fue la primera. “El pasado día 20 presidí una eucaristía en Ntra. Sra. del Espino -recuerda Pérez- concelebrada con Victorino Rey y Mariano Vélez, sacerdote diocesano. También acudió el obispo emérito de San Pedro Sula, Mons. Ángel Garachana, recién llegado a España, y el superior mayor de los misioneros de esta provincia, el P. Adolfo Lamata. Además, estuvieron junto a mí José Ignacio, sacerdote diocesano y mis compañeros claretianos Jorge, Marino, John, Charles y Salva”. “Fue una unión de muchas acciones de gracias a Dios y a María por el don del sacerdocio. Y una gran manifestación de alegría y bienestar expresada en muestras de cariño, saludos, felicitaciones, regalos, fotos…”, se emociona el claretiano.
“La escucha diaria de la Palabra, el perdón ofrecido y recibido, la eucaristía celebrada y adorada, han sostenido en mi vida la espiritualidad que brota del sacramento del orden”, añade el P. Victorino. “Y llegado ya a estos años dorados, cuando algunos recursos se van apagando, sigue creciente la entrega al servicio pastoral de la Iglesia”, se sincera. “Poco es una vida para ofrecerla a Dios”, exclama finalmente.