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La misión está en el corazón del Evangelio
Animados por el Papa Francisco, la Iglesia española mantiene la apuesta por una Iglesia ‘en salida’, en estado permanente de misión. Prueba de ello fueron los cuatro días vividos entre el jueves 19 y el domingo 22 de septiembre, en los que Obras Misionales Pontificias (OMP) ha celebrado en Madrid el congreso ‘Bautizados y Enviados’, que ha supuesto el inicio del Mes Misionero Extraordinario convocado por el Santo Padre para todo este mes de octubre.
Han sido días de encuentros y de reflexión en distintas mesas redondas, coloquios y conferencias; y en todas ellas se respiraba la unidad de la Iglesia española, que a través de sus diócesis, –algunos de sus obispos se hicieron presentes en estas jornadas– y también de sus Institutos de Vida Consagrada envían misioneros a todos los confines de la tierra. En total, ya son más de 11.000 los testigos del amor de Dios que han salido de España dispuestos a trabajar en la missio ad gentes.
Las misiones, visión poliédrica de una misma Iglesia
El primer día tuvo lugar el discurso de inauguración, que ofreció una panorámica de “lo que la Iglesia española está haciendo para cambiar el mundo”. Así lo afirmaba D. José María Calderón, director de OMP, que fue desgranando el programa de estas jornadas, en las que se dio voz tanto a misioneros que ya trabajan en diversos puntos del globo como a profesores de Universidad, pastores de la Iglesia, encargados de medios de comunicación o representantes de otras realidades eclesiales. “Queremos hablar de forma clara y accesible del papel de nuestros misioneros”, resumió el sacerdote. Seguidamente, monseñor Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona y Tudela, y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones subrayó el patrimonio histórico misionero de nuestro país, que mucho debe a la Vida Consagrada, a sus enormes misioneros, que “han proclamado el Evangelio en casi todos los rincones del mundo […] Ante una sociedad desamparada, es nuestro deber manifestar el amor que Dios nos tiene”, resumió el prelado.
Una vez finalizadas las palabras de acogida, llegó el turno de la primera conferencia, que corrió a cargo del secretario general de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, Guy Bognon. El religioso beninés pronunció un encendido discurso que mantuvo como eje central la misión que se halla en el ADN de todo cristiano: “Todo cristiano es misionero. Un cristiano que no hace nada por la misión no es un cristiano, de la misma manera que no es médico alguien que no puede curar”, exhortó.
Antes de finalizar la tarde pudimos escuchar la primera mesa redonda, que reunió a tres obispos, religiosos combonianos, que salieron de España como misioneros, y que después de muchos años, recibieron la ordenación episcopal en la misión. Mons. Eugenio Arellano, Mons. Juan José Aguirre y Mons. Miguel Ángel Sebastián, obispos en el Vicariato Apostólico de Esmeralda (Ecuador), en Rep. Centroafricana y en Chad, respectivamente. Los tres, puntos geográficos a los que pocos quieren llegar, pero donde ellos dan la vida por su grey. Pueblos, “que por todo lo que han perdido y sufrido, tienen la certeza de que Dios está por los pobres”, aseguraron prácticamente al unísono. Y eso que cada lugar tiene su propia idiosincrasia. En Centroáfrica, por ejemplo, recordaba el obispo de Bangassou, cómo nada más llegar, al finalizar la primera misa que celebró en África, alguien le comentó, “salga ahora, que el pueblo le quiere bendecir a usted”. El prelado continuó la anécdota diciendo: “Entonces, en el atrio de la Iglesia, todo el pueblo se puso a escupirme, según su tradición. Yo extendí las manos en forma de cuenco y ellos las llenaban de saliva. Cuando creí que había acabado, me dijeron que aún faltaban los leprosos. Estos estaban en las afueras, resguardados bajo la sombra de un gran árbol. Me dijeron, “tócalos con el mismo cariño con el que has tratado a la Sagrada Forma en la consagración”. Así fue cómo, al poco de llegar a África, supe quiénes han de ser tratados como el mismo Cristo”. Mons Aguirre comparte con sus hermanos de Congregación el mismo discurso de denuncia ante las barbaridades que sufre su pueblo. Ante los poderosos que arengan la guerra en su tierra o frente a los sátrapas que fuerzan a los más vulnerables a salir del país, a la par que crean rutas seguras para el narcotráfico. Delante de ellos estos misioneros se han jugado (literalmente) la vida.
El segundo día por la mañana comenzó con la conferencia del Prof. Joao Duque, laico venido de la Universidad Católica de Portugal, que ofreció una enjundiosa charla que entroncaba directamente con la raíz del Congreso al confrontar la categoría de misión con el corazón de Dios, el ser humano y la Iglesia. Su conferencia podría ser resumida con la famosa frase del Santo Padre, el Papa Francisco: “Yo, como bautizado, soy misión”. También llegó el turno de Dña Consolación Isart, de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir. La investigadora valenciana centró su coloquio en propuestas para una evangelización eficaz en nuestro mundo, en el tiempo que nos ha tocado vivir. Renunciar a la prisa, buscar la comunicación persona a persona (alma a alma), escuchando mucho y hablando menos. “La falta de calma ha arruinado cientos de empresas apostólicas”, denunció. El viernes por la tarde, le tocó el turno a las nuevas realidades eclesiales, que están aportando un nuevo carácter a la misión ad gentes de la Iglesia. Representantes de la prelatura de Opus Dei, del Camino Neocatecumenal, de Sant’Egidio y de los Focolares explicaron cómo evangelizan, cada uno desde su carisma.
Ya el tercer día, el sábado 21, tras la misa, comenzó el Rvdo. Eloy Bueno, de la Facultad de Teología del Norte de España (Burgos) que nos ayudó a reflexionar con su ponencia ‘La Iglesia local nace de la misión y vive para la misión’. En ella, el ponente, sacerdote diocesano de la archidiócesis de Burgos, fijó la mirada en la Iglesia local teniendo en cuenta las palabras del Papa Francisco, (“Iglesia particular, sujeto primario de la evangelización”), y por tanto, “llamada como nadie a realizar la conversión pastoral y misionera”, matizó Bueno. “El futuro de la Iglesia dependerá en gran parte de las Iglesias locales”, afirmó también el profesor, protagonista además de sentar las bases de este Congreso. “Sobre todo ahora, en este momento en que se está avanzando hacia una Iglesia mundial, y por tanto la responsabilidad de las Iglesias locales es, si cabe, más urgente y necesaria que nunca”. Ante de marchar a comer, pudimos oír la conferencia de Mons. Vittorio Girardi, obispo emérito de Tilarán-Liberia, en Costa Rica. El religioso comboniano desarrolló su vida misionera en varios continentes, y actualmente ejerce la docencia en la Universidad Católica de Costa Rica. En esta ocasión reflexionó sobre la vocación misionera ad gentes y ad vitam, interrogándose por el perfil actual del misionero ad gentes. “Volvamos a Cristo”, conminó el prelado. “Darlo a conocer es nuestro gozo”, recordó. Y ya, para finalizar estos días de conferencia tomaron la palabra distintos laicos, que centraron su turno en cómo se ven los misioneros desde la sociedad. Un periodista, un agregado militar, y un profesor de Cooperación Internacional explicaron la relación que han tenido con los misioneros en el ejercicio de sus trabajos profesionales. “Cambia la perspectiva del mundo, ver cómo los misioneros dan todo a cambio de nada”, resumieron. Y también: “uno, cuando ejerce su profesión fuera de su patria, marcha cargado de idealismos. Quieres ir y dar, conocer, ayudar… Sin embargo, es ser invitado a casa de un misionero, ver la sencillez de cómo viven ellos allí, y pasas a recibir. Recibir ayuda, amor, un punto de referencia…”, recordaba emocionado D. Mariano Alonso, agregado militar en Etiopía.
El broche de oro a estos días lo puso el Cardenal Blázquez, presidiendo la eucaristía del domingo en la parroquia de la Virgen peregrina de Fátima, de los Mártires Oblatos de María Inmaculada. Allí, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, resumió: “La misión está en el corazón del Evangelio”. Por otro lado, puso de relieve la llamada vocacional que sienten los misioneros españoles trabajando fuera de nuestras fronteras. “No son unos espontáneos, sino que responden a la llamada del Señor”, y pasó a enumerar todas las obras en pro del desarrollo de las personas (colegios, hospitales, escuelas, atención del enfermo, del anciano…) sin olvidar “tanta vida compartida con ellos. Tanta alegría y tanta pena también”, finalizó.
Cada uno de estos días de encuentro también ha contado con la celebración diaria de la Eucaristía, con vigilias de oración dedicadas a la juventud –coordinada por el movimiento eclesial Hakuna–, a ecumenismo y a migraciones –coordinadas por las Comisiones Episcopales respectivas–, y con las llamadas ‘comunicaciones’, es decir, distintas ponencias bien interesantes que trataron temas como la mujer y la Iglesia, historia de la misión en la Iglesia en estos últimos cien años, Martirio Misionero, o continentes abiertos a la misión, entre otros.
Entre los 380 asistentes, destacó la ya reseñada presencia del presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), monseñor Ricardo Blázquez; el secretario general de CEE, monseñor Luis Argüello, y de otros ocho obispos, incluido el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro. Además, asistieron representantes de OMP internacional y de OMP Venezuela, Uruguay y Bélgica. Nuestra Provincia ha participado, además de mediante la oración y algunas presencias puntuales, a través del trabajo de nuestra Oficina de Comunicación.