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LA IMPORTANCIA DE SER COHERENTE. PARA LA FIESTA DE CLARET.

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Hoy 24 de Octubre celebramos a nuestro fundador, San Antonio María Claret. Desde San Petesburgo, Alejandro Carbajo nos envía esta reflexión nacida de la experiencia de ver cómo la persona de Claret sigue siendo testimonio de una vida auténtica que llega incluso para aquellos que viven lejos de la fe. - Abuela, vamos a comer. Todo está ya preparado. - ¡No me molestes! Estoy leyendo un libro muy interesante. - ¿Y qué libro es? - Una biografía de un santo español, san Antonio María Claret. Nunca había leído un libro tan interesante. ¡Qué vida tan intensa! Hasta aquí, me diréis, nada de particular. Muchos de nuestros familiares y amigos han leído (espero) algo sobre Claret, y se han visto sorprendidos por su vida. Lo interesante es que esta conversación tuvo lugar en San Petersburgo, entre una pastora luterana, amiga de esta Comunidad claretiana, y su abuela, que educada y criada con los comunistas, es absolutamente atea. Casi nada. El libro se lo habíamos regalado nosotros a la nieta, pero parece que la abuela lo encontró, y como suele decirse, lo devoró. Cuando me lo contó, me di cuenta de algunas cosas. A saber. Me di cuenta de que si una persona vive con intensidad, al final su testimonio interpela. Muchos años después, en condiciones totalmente diferentes a las de España, todo lo que el p. Claret vivió, hizo y dijo le ha llegado a una babushka (abuela) de la antigua Unión Soviética. La vida auténtica, bien vivida, interpela, llega a todos. Incluso a los que están no alejados, sino alejadísimos de la fe. Primer punto para la reflexión: ¿Vivo mi vida de verdad, con autenticidad, al 100%, como Claret? ¿Soy testimonio vivo, o simplemente vivo, sin más? Seguramente, intento ser auténtico, pero después de unos años, es posible que me haya relajado. Intentaré “ponerme las pilas”, que se dice ahora, volver a revivir las ilusiones de comienzo de mi camino vocacional, para estar a la altura de las circunstancias. Por otro lado, he vuelto a ver la importancia de los libros. Seguro que esta chica, Elvira, había hablado con su abuela de nosotros, los claretianos, alguna vez. Pero el libro que le habíamos regalado fue más elocuente que muchas palabras. Verba volant, scripta manent, que decían los latinos, las palabras se las lleva el viento, decimos nosotros. El p. Claret se dio cuenta de eso hace muchos años, y para llegar donde él mismo no podía llegar, fundó la Librería Religiosa. Nos lo cuenta en su Autobiografía, nn. 329 y siguientes . Nuestros hermanos de Krasnoyarsk, en Siberia, están haciendo una labor impagable, traduciendo libros de nuestro carisma, y, sobre todo, con los Cuadernos litúrgicos, subsidios para la celebración de la Eucaristía diaria, que se pueden encontrar por toda Rusia, Y hago constar que Rusia es muy grande. Es verdad. Nunca sabes quién puede leer lo que has escrito. Un poco antes de lo ya relatado sobre la fundación de la Librería Religiosa, el p. Claret nos cuenta el caso de un hombre que se confesó, después de muchos años, gracias a una estampa que nuestro Santo Padre Fundador le regaló al hijo . Nosotros, en el siglo XXI, debemos seguir usando estos medios. Porque hay mucha gente que lee. No sabes cómo, pero las cosas se conocen. Ahora, con internet, donde menos te los esperas, salta la liebre. Recibes mensajes de sitios insospechados. Y también las revistas de toda la vida, los boletines de información parroquiales, en fin, todo vale, para hablar de lo nuestro, o sea, de lo de la Iglesia. Sin vergüenza. Tenemos muchos medios, pero me da pereza usarlos. Segundo punto para la reflexión: A ver si escribo más a menudo. Quizá alguien piense que estoy extrayendo una ley, allá donde sólo hay un hecho aislado. Que esto que les he contado ha sido una casualidad, y que no merece la pena darle más vueltas. No sé. Mi Maestro de Novicios me dijo una vez que las casualidades son el paso de Dios por nuestra vida. Incluso si ha sido casualidad, quiero creer que es una llamada a ser coherente. Voy a terminar. No creo que después de mi muerte escriban un libro sobre mí. Por eso, si quiero que alguien se acerque más a Dios, tengo que hacerlo en vida. Con mis palabras, pero sobre todo, con mis obras. A vivir, se ha dicho. Según el Evangelio. Entendido según mi carisma. Como vivió san Antonio María Claret. Alejandro José Carbajo Olea, C.M.F.

ALEJANDRO CARBAJO OLEA
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