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La Familia Claretiana de Madrid recuerda al P. Claret

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Cerca de doscientas personas se reunieron en la Parroquia de Nuestra Señora del Espino de Madrid para hacer memoria agradecida del segundo centenario de su nacimiento.

Once años (1857-1868) de su vida, y no precisamente fáciles, pasó Antonio María Claret en la villa de Madrid. Doscientos años después de su nacimiento son muchos los hombres y las mujeres que, en la misma ciudad, intentan vivir su espíritu.

La tarde del pasado sábado, a las 17:30, cerca de doscientas personas se reunieron en la Parroquia de Nuestra Señora del Espino de Madrid, animada por los Misioneros Claretianos, para hacer memoria agradecida del segundo centenario de su nacimiento. La celebración, preparada conjuntamente por los Seglares Claretianos, Filiación Cordimariana, las Misioneras y los Misioneros Claretianos, se centró fundamentalmente en la acción de gracias, y consistió en cuatro grandes apartados, desplegados al ritmo de la oración compuesta para el Bicentenario.

En un primer momento la asamblea recordó al P. Claret como “oyente y servidor fiel de la Palabra” para pasar después a dar gracias por la fecundidad de su misión. La presencia de miembros de la Familia Claretiana nacidos en Europa, Asia, África y América, hacía más visible esa fecundidad agradecida. Mientras algunos jóvenes Misioneros de la Comunidad Formativa Intercultural de Colmenar arrojaban unas semillas de trigo sobre un camino compuesto por telas y papeles multicolores que unía una cuna y la Palabra de Dios con la salida de la iglesia, se leyeron cuatro textos del Fundador en los que se refiere a las diversas formas de vida en las que hoy se expresa el carisma claretiano.

En un tercer momento la asamblea pidió al Espíritu que suscite nuevos evangelizadores, para concluir con un rato de oración enmarcado en el título “Creciendo con María” en la que los congregados se unieron al Magníficat de la Madre del Señor y fueron componiendo espontáneamente su plegaria de acción de gracias. Tras unirse a la oración en la que el P. Claret se describe como saeta puesta en las manos de María, los asistentes recibieron cada uno un gran fósforo como recuerdo del encuentro y salieron enviados, urgidos a arder, como Claret, al servicio de Dios y de su Reino.

Durante la celebración, celebrada en las vísperas del IV Domingo de Adviento, se escucharon varios fragmentos del Mensaje del Papa Benedicto XVI con ocasión del Bicentenario. La presencia de miembros de las diversas ramas de la Familia Claretiana y de un buen número de feligreses de la Parroquia del Espino dio al encuentro una variedad y un clima fraterno realmente destacables.

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