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En Elda la parroquia de San Francisco de Sales invita a mirar más allá en la fiesta de su patrono
El Hospital General Universitario de Elda continúa incrementando el número de ingresados por casos de covid-19 y el departamento de salud de la región notifica semanalmente un mayor número de contagios y de fallecimientos por esta causa. El cierre de la hostelería y la clausura de parques y espacios deportivos cambian la imagen de la ciudad, que se refleja también en la tristeza de sus habitantes. En el barrio de San Francisco de Sales, la parroquia que atienden los misioneros claretianos no es ni mucho indiferente a la preocupación lógica que impide el desarrollo normal del día a día de los eldeneses. Ha estado con los suyos desde el inicio de la pandemia, tendiendo la mano siempre que podían, acompañando a los más vulnerables y respaldándoles junto a Cáritas interparroquial; sufriendo con todos cuando el escenario cambiaba a peor. “Este 24 de enero, fiesta de nuestro patrono, hemos recordado y hemos orado. Seguimos queriendo estar cerca de la gente del barrio con el deseo de que la dulzura del santo impregne todas nuestras relaciones”, afirma Julio César Rioja, el párroco.
Por ello “ya desde hace semanas descartamos en este 2021 la celebración de cualquier acto, a excepción de las misas programadas”, que contaron, por cierto, con “la presencia de falleros, de asociaciones de vecinos y de autoridades municipales, siempre respetando el aforo permitido al 30% y con las medidas sanitarias pertinentes”, añade Óscar Romano, miembro de la comunidad de misioneros. “Todos sabíamos que no podríamos entrar más de 75 personas en la parroquia, y el barrio se fue repartiendo en las diferentes eucaristías del día”, completa.
Carta de san Francisco de Sales a sus parroquianos
No tocaba este año celebrar al santo y patrono de los periodistas con una semana dedicada a diversos actos culturales, conciertos, bailes y cremàs, como es costumbre en esta viva comunidad parroquial. “En términos cristianos, estamos actualmente en un Sábado Santo: Jesús ha muerto, pero aún no ha resucitado. No es la Pascua. Hay que asumir la tristeza y el duelo por tantos que han dejado sus vidas en estos meses”, enunció Rioja en la carta que se lee en la misa mayor, y que remite el mismo san Francisco de Sales para toda la parroquia. “Esta compleja situación que vivimos, nos vuelve a poner encima de la mesa la gran fragilidad de la vida humana”. Seguidamente continuó haciendo caer en la cuenta de la imposibilidad de superar esta grave crisis “sin empezar por enfrentarnos al presente tal y como se nos presenta, asumiendo la responsabilidad que como personas tenemos”, pidiendo a la vez “el saber unir coraje a la esperanza”. “Coraje para para aguantar el no saber, y percibir la vulnerabilidad del ser humano. Coraje para realizar los cambios a nivel individual y colectivo. Cambios que significarán pérdidas, adaptación y sacrificio de comodidades que parecían estables”. “Será imposible resolver una crisis que no tratamos como crisis, corriendo sin parar hacia el futuro como si no hubiera pasado nada”, denunciaba el texto.